Bombarderos furtivos B-2 de largo alcance de Estados Unidos bombardearon a primera hora de este jueves búnkeres utilizados por los hutíes en Yemen, informaron funcionarios. No estaba claro hasta el momento qué daños provocaron los ataques.
No hay reportes previos de que Estados Unidos haya utilizado B-2 Spirit contra los hutíes, que llevan meses atacando barcos en el corredor del mar Rojo por la guerra que libran Israel y Hamás en la Franja de Gaza.
El canal hutí de noticias por satélite, al-Masirah, informó de ataques aéreos alrededor de la capital de Yemen, Saná, que el grupo tiene en su poder desde 2014. También reportó ataques alrededor de Saada, un bastión rebelde, pero no brindó información sobre daños o víctimas.
Cinco objetivos
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, dijo en un comunicado que los bombarderos B-2 tenían como objetivo «cinco lugares subterráneos reforzados de almacenamiento de armas en las zonas controladas por los hutíes en Yemen».
El ataque también parecía ser una advertencia indirecta a Irán -el principal benefactor de los hutíes-, que ha lanzado misiles balísticos contra Israel dos veces en el último año.
Los B-2 se emplearían en cualquier ataque estadounidense contra instalaciones nucleares reforzadas iraníes como Natanz o Fordo dado que es el único avión en servicio que puede arrojar la GBU-57, conocida como «Massive Ordnance Penetrator».
«Esta fue una demostración única de la capacidad de Estados Unidos para atacar instalaciones que nuestros adversarios buscan mantener fuera de su alcance, sin importar cuán profundamente enterradas o fortificadas estén», dijo Austin.
Ni Austin ni el Comando Central estadounidense ofrecieron una evaluación inmediata de los daños causados, pero el Comando dijo en un comunicado que las evaluaciones iniciales sugerían que no había víctimas civiles.
El ejército estadounidense rara vez emplea en combate el B-2 -que tiene capacidad nuclear y entró en acción por primera vez en la guerra de Kosovo en 1999-, ya que el costo de cada avión ronda los 1.000 millones de dólares.
También se han utilizado para arrojar bombas en Afganistán, Irak y Libia. Tienen su base en Whiteman, en Misuri, y suelen realizar ataques de largo alcance desde allí, aunque en septiembre había algunos B-2 en Australia.
Un campo de batalla
El mar Rojo se ha convertido en un campo de batalla para los mercantes desde que los hutíes iniciaron su campaña contra las embarcaciones que navegan por la zona, por la que en su día pasaba carga por importe de un billón de dólares anuales.
Los rebeldes han atacado más de 80 mercantes con misiles y drones desde el inicio de la guerra en Gaza en octubre de 2023. Han incautado un barco y hundido dos, además de matar a cuatro marinos.
Otros misiles y aviones no tripulados han sido bien interceptados por una coalición encabeza por Estados Unidos en el mar Rojo, o no alcanzaron sus objetivos, entre los que había embarcaciones militares occidentales.
Los rebeldes sostienen que atacan embarcaciones vinculadas a Israel, a Estados Unidos o a Reino Unido para forzar el final de la campaña israelí contra Hamás en Gaza. Pero muchos de los barcos alcanzados tienen poca o ninguna conexión con el conflicto, y algunos se dirigían incluso a Irán.
Los hutíes también siguen disparando misiles contra Israel y han derribado varios drones militares estadounidenses MQ-9 Reaper. Además, han amenazado con nuevos ataques en respuesta a la invasión terrestre israelí de Líbano y al asesinato del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
La descripción y las ubicaciones mencionadas por los hutíes este jueves se corresponden con bases subterráneas conocidas operadas por los rebeles, inmersos en una guerra estancada contra una coalición liderada por Arabia Saudí desde 2015 que ha diezmado a la nación más pobre del mundo árabe.
Los hutíes han rehabilitado túneles que en su día albergaban los misiles Scud del país, durante los 33 años de Ali Abdullah Saleh en el poder, según un análisis realizado en abril por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
Entre esos lugares están las bases militares de al-Hafa y Jabal Attan, la antigua residencia presidencial y el complejo de la televisora estatal en Saná, escribió el analista Fabian Hinz. Los hutíes han construido también lo que parece ser su propia red de túneles a gran escala cerca de Saada, agregó.
Irán también cuenta con una red de bases de misiles subterráneas.
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