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“Estoy en el limbo”, me dijo una tarde reciente. En los últimos años, ha habido muchas historias de pesadilla en relación con la renovación de pasaportes, en las que los retrasos en el procesamiento obligan a las personas a mendigar, perder el sueño y perder viajes únicos en la vida. Pero lo que Sobhani ha experimentado este año después de intentar renovar su pasaporte es un desamarre singular.
Según cuenta, cuando envió una solicitud para un nuevo pasaporte en febrero, no tenía motivos para esperar que enfrentaría dificultades. Había renovado su pasaporte varias veces anteriormente sin problemas. Esta vez, caducaba en junio y quería asegurarse de tener uno válido a mano antes de que su familia hiciera un viaje en julio.
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Pero no recibió un nuevo pasaporte. En cambio, a la edad de 61 años, perdió lo que había tenido desde que era un bebé: la ciudadanía estadounidense.
Una carta de un funcionario del Departamento de Estado le informó que no se le debería haber concedido la ciudadanía en el momento de su nacimiento porque su padre era diplomático de la Embajada de Irán. La carta dirigía a Sobhani a un sitio web donde podía solicitar la residencia permanente legal.
“Esto fue un shock para mí”, dijo Sobhani, que se especializa en medicina interna. “Soy doctor. He estado aquí toda mi vida. He pagado mis impuestos. He votado por presidentes. He servido a mi comunidad en el norte de Virginia. Durante el covid, yo estaba en el trabajo, poniéndome en riesgo, poniendo en riesgo a mi familia. Entonces, cuando después de 61 años te dicen: ‘Oh, hubo un error, ya no eres ciudadano estadounidense’, es realmente impactante”.
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