Imagen de archivo de la central nuclear de Zaporiyia. EFE/EPA/YURI KOCHETKOV
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) mostró este jueves su preocupación por la decisión de Rusia de permitir únicamente a ciudadanos rusos trabajar en la ocupada central nuclear ucraniana de Zaporiyia.
El director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, planea visitar la central la próxima semana para obtener información de primera mano sobre el “nuevo anuncio” que excluye al personal ucraniano que no haya adquirido la nacionalidad rusa, señala la agencia nuclear de la ONU en un comunicado.
“Es de crucial importancia que la planta cuente con el personal cualificado que necesita para su seguridad nuclear, tecnológica y física”, demandó Grossi.
“El número de personal ya se ha reducido significativamente desde que comenzó la guerra hace casi dos años”, agregó.
Actualmente, 4.500 personas trabajan en la instalación bajo supervisión rusa, y se están revisando 940 solicitudes de empleo, según informó el OIEA.
También se ha enviado personal especializado desde Rusia a Zaporiyia. Antes de la guerra, la central contaba con 11.500 empleados, más del doble que ahora.
Según el OIEA, el personal actual está compuesto por antiguos empleados de Energoatom -el operador nuclear ucraniano- que han aceptado la ciudadanía rusa y personal enviado desde Rusia.
Rusia se anexionó de forma ilegal la región ocupada donde está situada la central nuclear y presiona a los ciudadanos ucranianos que viven allí para que adquieran la ciudadanía rusa.
El OIEA, que está presente en la central con inspectores para supervisar la seguridad, había declarado a principios de año que a sus expertos se les había negado el acceso a ciertas áreas del complejo.
Cinco de los seis reactores de la central nuclear permanecen en parada fría, mientras que uno de los reactores está en parada caliente para producir vapor y calor, también para la cercana ciudad de Enerhodar, donde vive la mayoría del personal de la planta.
Zaporiyia es la central nuclear más grande de Europa y el ejército ruso tomó el control de la instalación ucraniana en marzo de 2022, poco después del inicio de la invasión rusa.
Desde entonces, la central ha sido atacada en varias ocasiones, con acusaciones mutuas de Moscú y Kiev sobre la responsabilidad de los ataques. EFE