El papa Francisco viajaba el jueves a un antiguo bastión de la cristiandad en el corazón de Europa para intentar dar nuevas fuerzas a una congregación católica que ha ido menguando ante las tendencias seculares y los escándalos de abusos, que han vaciado en gran parte las magníficas catedrales e iglesias de pueblo.
La primera parada de Francisco es Luxemburgo, el segundo país más pequeño de la Unión Europea, con una población de unas 650.000 personas, y el más rico por persona. Se esperaban lluvias torrenciales, apenas unos días después de que el Papa de 87 años cancelara sus audiencias por una ligera gripe.
Francisco saludó a los periodistas al inicio del vuelo del miércoles pero no recorrió el pasillo para saludarles uno a uno. El vocero del Vaticano, Matteo Bruni, dijo que la decisión se debía a las logísticas del avión, que tenía un solo pasillo, y a la escasa duración del viaje y que no estaba relacionada con la salud del pontífice.
Tras reunirse en Luxemburgo con líderes políticos, Francisco hablará a los sacerdotes y monjas católicos del país. El acto se celebrará en la catedral gótica tardía de Notre Dame, construida a principios del siglo XVII por la orden Jesuita a la que pertenece Francisco y que encarna la larga y destacada posición del cristianismo en la historia europea.
Es probable que Francisco hable sobre el pasado, presente y futuro de Europa, en especial en un momento de guerra en suelo europeo, durante su visita a Luxemburgo y Bélgica, a donde llegará más tarde el jueves para pasar el fin de semana.
El viaje es una versión muy reducida de la gira de 10 días que hizo san Juan Pablo II por Luxemburgo, Bélgica y Holanda en 1985, en la que el papa polaco ofreció 59 discursos y homilías y fue recibido por cientos de miles de feligreses entregados.
Pero también entonces, el líder de la Iglesia católica encontró indiferencia e incluso hostilidad a las doctrinas vaticanas sobre los anticonceptivos y la moral sexual, una oposición que sólo ha crecido en la siguiente generación. Esas tendencias laicas y la crisis por los abusos del clero han ayudado a impulsar el declive de la Iglesia en la región. La asistencia mensual a misa es inferior al 10% y las ordenaciones de nuevos sacerdotes se han desplomado.
Bruni dijo que es probable que Francisco quiera ofrecer “una palabra al corazón de Europa, sobre su historia, el papel que quiere jugar en el mundo del futuro”.
Era probable que hablase sobre inmigración, el cambio climático y la paz, durante el viaje de cuatro días organizado principalmente para conmemorar el 600mo aniversario de la fundación de las dos principales universidades católicas belgas.
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