LA HABANA- El régimen cubano excarceló a tres presos políticos este sábado, como parte de una serie de liberaciones que se reanudaron tras negociaciones con el Vaticano. Sin embargo, la medida sigue siendo una acción insuficiente ante la grave crisis de derechos humanos en la Isla, donde aún permanecen cientos de prisioneros por motivos políticos.
Entre los liberados se encuentra Rolando Sardiña Fernández, conocido como «Koka», quien participó en las históricas protestas del 11 de julio de 2021 en Colón, Matanzas. Sardiña se entregó voluntariamente tras los hechos y, antes de su juicio en un Tribunal Militar, intentó enmendar sus actos devolviendo un paquete de frijoles tomado durante la manifestación y cubriendo los daños de un establecimiento. A pesar de ello, el régimen lo condenó a 12 años de cárcel por ejercer su derecho a la protesta.
«Injusto encierro»
La activista Aylín Sardiña, hermana del preso político, denunció que la liberación llega después de casi cuatro años de injusto encierro: «Mi hermano Rolando Sardiña fue excarcelado. Fue trasladado primero a Canaleta, después al Combinado del Sur, donde esta mañana finalmente quedó en libertad. ¡Cumplió casi cuatro de 12 injustos años! Espero la pronta excarcelación de todos los presos políticos cubanos, aún quedan muchos en las cárceles», expresó en redes sociales.
También fueron liberados Omar Bravo Cruzata y Yasdani Benítez Quesada, ambos encarcelados por manifestarse en las protestas de julio de 2021.
Bravo Cruzata, de La Habana, recibió inicialmente una petición fiscal de 11 años por el supuesto delito de sedición, que luego aumentó a 13 años durante el juicio. Finalmente, fue condenado a diez años de prisión y permaneció más de dos años y medio esperando sentencia.
Benítez Quesada, de Güira de Melena (Artemisa), fue sentenciado a 14 años por desórdenes públicos y sabotaje. Tras apelar, su condena se redujo a diez años.
«Liberaciones selectivas»
Desde enero, el régimen ha excarcelado a 188 presos políticos, pero aún mantiene en prisión a cientos de opositores, en un intento de controlar la presión internacional sin ceder verdaderamente en materia de derechos humanos.
El pasado 14 de enero, las autoridades cubanas anunciaron la liberación de 553 presos el mismo día en que Estados Unidos retiró a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo. Aunque el régimen intentó presentar la medida como un gesto humanitario en el marco del Jubileo promovido por la Iglesia católica, la decisión respondió a cálculos políticos para aliviar sanciones y presiones externas.
Sin embargo, con la llegada de Donald Trump a la presidencia por segunda vez, las excarcelaciones se detuvieron de manera repentina. Entre sus primeras medidas, el mandatario estadounidense revirtió la exclusión de Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo, lo que evidenció que la maniobra del régimen buscaba condicionar su estatus internacional.
El régimen cubano niega cualquier vínculo entre la llegada de Trump y la paralización de las liberaciones. Sin embargo, la vicepresidenta del Tribunal Supremo cubano, Maricela Sosa Ravelo, dejó claro que estas excarcelaciones no son una amnistía ni un indulto, lo que significa que los liberados siguen bajo la amenaza de ser regresados a prisión en cualquier momento.
«Represión y hostigamiento»
Mientras el régimen intenta lavar su imagen, la represión no cesa. Desde Santiago de Cuba, el opositor José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), denunció el hostigamiento constante de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) contra la sede de su organización.
«La policía política, siempre oculta a las cámaras y dando las órdenes. Más de un mes de acoso y represión para impedir que alimentemos y cuidemos a personas vulnerables», denunció en X, junto con imágenes del despliegue represivo.
Lejos de representar una apertura, las recientes excarcelaciones son un intento del régimen por dar concesiones calculadas, mientras mantiene intacto su aparato represivo. La comunidad internacional sigue exigiendo la liberación de todos los presos políticos y el fin de la persecución contra la disidencia en Cuba.
FUENTE: Con información de Diario de Cuba/Redacción DLA