Vista general de la planta de energía nuclear de Zaporiyia, en el sureste de Ucrania, el 1 de septiembre pasado. EFE/EPA/YURI KOCHETKOV
La Central Nuclear de Zaporizhzhia, ubicada en la ciudad de Enerhodar en el este de Ucrania, se encuentra en medio de una crisis sin precedentes que amenaza con desencadenar un desastre de proporciones catastróficas. Esta instalación, la más grande de Europa, ha sido testigo de una serie de eventos que han elevado los temores sobre su seguridad y estabilidad, poniendo en peligro no solo a Ucrania sino también a toda la región.
Desde que Rusia comenzó su invasión en 2022, la central nuclear ha estado bajo una ocupación militar por parte del Kremlin, lo que ha llevado a una serie de incidentes que han aumentado significativamente los riesgos asociados con la operación de esta planta. El 27 de febrero de 2022, apenas tres días después del inicio de la invasión rusa, las tropas rusas se dirigieron hacia Enerhodar, desencadenando enfrentamientos con residentes locales y empleados de la planta que intentaban protegerla de la incursión militar.
A pesar de los esfuerzos de la comunidad local y las autoridades ucranianas para evitar que las fuerzas rusas ingresaran a la planta, el 3 de marzo se produjo un trágico giro de los acontecimientos. Las tropas rusas tomaron el control de la central nuclear después de un violento enfrentamiento que resultó en incendios y daños significativos en las instalaciones. Desde entonces, la planta ha estado bajo el control operativo de Rosatom, la corporación nuclear estatal rusa, lo que ha planteado serias preocupaciones sobre la gestión y seguridad de la instalación.
Vista general de la planta de energía nuclear de Zaporiyia, en el sureste de Ucrania, el 1 de septiembre pasado. EFE/EPA/YURI KOCHETKOV
La ocupación rusa ha llevado a una serie de problemas dentro de la planta, incluida una grave escasez de personal calificado. Antes de la invasión, la central nuclear mantenía altos estándares de seguridad respaldados por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Sin embargo, desde entonces, el personal ha sido obligado a trabajar bajo coacción, con informes de abusos, torturas y violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas de ocupación rusas.
Además de los problemas internos, la central nuclear enfrenta desafíos externos que aumentan aún más el riesgo de un desastre nuclear. La presencia de tropas rusas y equipo militar en y alrededor de la planta ha suscitado preocupaciones sobre la seguridad y ha llevado a la comunidad internacional a expresar su alarma por la situación. La falta de cooperación de Rusia con la AIEA y otras organizaciones internacionales ha obstaculizado los esfuerzos para abordar los riesgos y garantizar la seguridad de la planta.
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