El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, dijo este jueves que el Ministerio de Cultura despediría a 300 empleados que, según alegó, estaban promoviendo agendas «incompatibles» con la visión del gobierno.
«Además, ahorraremos fondos públicos en el proceso», dijo Bukele en X. Una «medicina amarga».
Bukele no dio más detalles. Pero la semana pasada nombró ministro de Cultura a Raúl Castillo, un exmaestro, diciendo que quería «promover los valores patrióticos y familiares».
La legisladora del partido gobernante Alexia Rivas escribió en X poco después de la publicación de Bukele: «El Salvador es una familia provida y protradicional y la agenda 2030 no tiene cabida aquí», en aparente referencia a la Agenda de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, que incluye disposiciones para una gama de derechos humanos.
«Esto es lo que pidió el pueblo, esta es la visión de nuestro presidente y este es el camino que deben seguir los funcionarios», dijo.
El Salvador mantiene algunas de las leyes antiaborto más duras del mundo, mientras que a principios de este mes, el Ministerio de Cultura canceló una obra de artistas drag después de recibir quejas de grupos conservadores y religiosos locales.
Bukele asumió el cargo a principios de junio para un segundo mandato después de ganar una reelección aplastante, prometiendo curar las «enfermedades» del país centroamericano prescribiendo «medicinas» para arreglar la economía, siguiendo lo que describió como una cura para el «cáncer de las pandillas» durante su primer mandato.
También ha obtenido una enorme popularidad por transformar la seguridad en un país que alguna vez fue uno de los más peligrosos del mundo, pero el uso de juicios masivos, una mega prisión y la suspensión de los derechos civiles han generado críticas de grupos de derechos humanos.
Bukele, exprofesional de mercadeo, ha creado una poderosa operación de comunicaciones que le ha permitido influir en lo que los salvadoreños leen, ven y escuchan sobre su gobierno como ningún otro líder anterior en la nación de 6,5 millones de habitantes en la era de internet.
Los críticos dicen que el gigante mediático de Bukele está ayudando a socavar las frágiles instituciones democráticas del país.
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