Rodolfo Hernández, un empresario que saltó en los años recientes a la política colombiana y llegó a disputar la presidencia con el actual mandatario Gustavo Petro en 2022, falleció el lunes tras sufrir de cáncer de colon, informó el hospital donde estuvo internado. Tenía 79 años.
Hernández anunció en marzo de 2024 que tenía cáncer terminal en medio de una audiencia en la que un juez lo condenó por un delito de corrupción cuando era alcalde de Bucaramanga (2016-2019), una ciudad del nororiente colombiano. Hernández interpuso un recurso de apelación de su condena y siempre insistió en su inocencia.
“Tengo cáncer terminal… de todo pensaba menos terminar procesado por cosas que yo no hice”, lamentó entre sollozos en la audiencia.
El empresario se encontraba en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Internacional de Colombia de Bucaramanga tras ser sometido a una cirugía en su hígado, órgano que también había afectado el cáncer.
El hospital informó en un comunicado que Hernández falleció «debido a complicaciones de su patología neoplásica metastásica de colon”.
Hernández nació el 1945 en Piedecuesta, un pueblo vecino de Bucaramanga. Su padre era sastre y su madre tenía una fábrica de tabaco. Logró estudiar Ingeniería Civil en la Universidad Nacional, pública y reputada.
Forjó su fortuna con la empresa Constructora HG, gerenciada por su esposa Socorro Oliveros con quien se casó en la década de 1970 y tuvo cuatro hijos.
El magnate del negocio de los bienes raíces irrumpió en la campaña electoral en 2022 logrando resonancia nacional con la única experiencia electoral como alcalde de Bucaramanga unos años antes. Así se convirtió en la sorpresa de las elecciones llegando al balotaje con un discurso anticorrupción.
El presidente Petro envió un mensaje de solidaridad a la familia del político desde su cuenta de X, antes Twitter. “Lamento la muerte de Rodolfo Hernández después de una larga lucha contra el cáncer, un abrazo a su familia”.
Tras perder el balotaje, Hernández ocupó brevemente un escaño en el Senado, al que tuvo derecho por conseguir el segundo puesto en las elecciones presidenciales. Sin embargo, renunció al Congreso por considerar que no era el escenario idóneo para explotar sus capacidades como ejecutor de obras públicas.
Luego aspiró a la gobernación de Santander —cuya capital es Bucaramanga— siguiendo con su bandera anticorrupción y en un escalón más arriba que la alcaldía. Sin embargo, su aspiración quedó truncada por tres sanciones disciplinarias de la Procuraduría, una de ellas por golpear un concejal cuando era alcalde.
Hernández se dedicó a cuidar de su salud y a defenderse en el proceso penal por corrupción con el que lidió hasta su muerte por supuestamente direccionar un contrato de consultoría en 2016 por unos 8.500 dólares para implementar nuevas tecnologías en el manejo de basuras del relleno sanitario de la ciudad que gobernó.
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