Josgleidys González, su madre María Gladys Parra y su pequeño hijo de cuatro años, Joslan, abordaron el avión en Paraná, en el sur de Brasil, para emprender el largo viaje hasta su natal Venezuela, donde iban a tramitar unos documentos para luego viajar a Colombia.
Josgleidys era una joven de 25 años que hace apenas cuatro meses había llegado junto a su madre y su hijo a la ciudad de Cascavel, de solo 350.000 habitantes, ubicada en el estado de Paraná. Josgleidys formaba parte de los 7.7 millones de venezolanos, según la ONU, que han salido de su país para huir de la crisis económica, social y humanitaria provocada por más de dos décadas de políticas socialistas del llamado «chavismo».
La joven trabajaba como cajera en un supermercado en Cascavel, según relató una allegada brasileña Thaiza Evangelista, quien contó que Josgleidys había decidido ir a su estado natal en Venezuela, Bolívar, para tramitar unos documentos, y luego emprender un nuevo viaje a Colombia donde la esperaban unos familiares para hacer un nuevo intento por salir adelante ya que en Brasil la vida le resultó muy costosa.
«Tenían la intención de ir a Colombia porque tenían familiares allí y no necesitarían pagar vivienda, porque aquí lo más difícil era el alquiler», relata Evangelista, que las semanas previas a su partida los ayudó con los preparativos.
Esta mujer protectora de animales de 52 años también los convenció de llevarse a su perrita de seis meses, Luna, e hizo una colecta para costear los gastos, sobre todo por Joslan, dice, «que lloraba sin parar porque no la quería dejar».
La travesía empezaba en este vuelo de Cascavel a Sao Paulo, después vendría otro avión a Boa Vista (norte), ahí una camioneta a Pacaraima, cerca de la frontera venezolana, y un autobús que tardaría 12 horas hasta su localidad natal en el estado Bolívar.
«Ella me mandó un último mensaje a las 11:16, que todo había salido bien y que ya iban a abordar el avión», recuerda Evangelista.
Pero el plan de Josgleidys, su madre y su hijo se truncó.
Un rato después del último mensaje, Evangelista comenzó a recibir las noticias de que un avión con destino al aeropuerto de Guarulhos se había caído.
«Me empecé a desesperar, fui hablando con todo el mundo, no salía la lista (de víctimas), hasta que tuve la confirmación de que era su vuelo», contó por teléfono desde Cascavel, donde amigos y vecinos se reunieron tras la conmoción de la noticia.
La aerolínea Voepass confirmó que en el vuelo 2283 viajaban Josgleidys, su madre María Gladys Parra, Joslan Pérez y la perrita Luna.
«Destrozados»
Josgleidys era «una guerrera» y «era muy querida. Es muy difícil mantener la dulzura, la honestidad, la integridad, habiendo pasado por tantas cosas duras», dice Evangelista.
Neirelis Orta, una venezolana de 33 años que también migró a Brasil y vive desde febrero en Cascavel, trabajaba con Josgleidys en el supermercado.
«Ella siempre estaba con que no quería gastar porque estaba ahorrando para ir a hacer esos documentos. Me da mucha tristeza, privarse de tantas cosas, de comer, de ponerte algo que te gusta porque tienes un plan, un viaje, y que se acaben tus sueños así de la nada», dijo Orta.
«Estamos destrozados, y lo único que decimos es que ella no se lo merecía. Qué horrible», lamentó la venezolana.
La peor tragedia en 17 años
La peor tragedia aérea en territorio brasileño en 17 años se llevó muchas otras vidas por delante.
Entre el viernes y el sábado, una operación con 200 personas logró recuperar los cuerpos de todas las víctimas, que perecieron aplastadas entre los hierros del fuselaje o carbonizadas.
Las labores de identificación, en la mayoría de los casos, van a requerir análisis de ADN.
Además de las tres personas de nacionalidad venezolana, en el avión viajaban una mujer con doble nacionalidad portuguesa mientras que el resto eran brasileños.
«En total, 62 cuerpos (34 masculinos y 28 femeninos) fueron rescatados y enviados a la morque de Sao Paulo para su identificación y entrega a las familias», informó la gobernación del estado de Sao Paulo en su balance actualizado.
Tras una caída libre que fue registrada en videos por locales, la aeronave impactó sobre un jardín en un complejo residencial enclavado en un apacible entorno arbolado en Cascavel.
Los vecinos del condominio describieron escenas de terror al haber visto el avión desplomarse a pocos metros de distancia. Ninguno de ellos resultó herido.
«Fue una sensación de pánico, de impotencia (…) fue realmente muy, muy triste», declaró Roberta Henrique, de 38 años, presidenta de la asociación de vecinos del Residencial Recanto Florido, donde cayó el aparato.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, decretó tres días de luto en el país.
El Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos de Brasil (Cenipa) tiene previsto divulgar «en un plazo estimado de 30 días un informe preliminar sobre el accidente», informó la Fuerza Aérea Brasileña (FAB).
El organismo ya estaba analizando en Brasilia las cajas negras que contienen grabaciones de la cabina y datos del vuelo.
FUENTE: Con información de AFP