PUERTO PRÍNCIPE.- A pesar del despliegue de una fuerza internacional liderada por Kenia, los haitianos siguen viendo con desconfianza los esfuerzos de la comunidad internacional para frenar la creciente violencia de las pandillas que asola al país desde hace varios años. En medio de la crisis, muchos habitantes expresan poca fe en que estas intervenciones extranjeras logren cambiar la situación en Haití, donde más del 80% de la capital está controlada por grupos criminales.
La violencia se intensificó desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, lo que desató un colapso en la seguridad pública y permitió a las pandillas tomar el control de importantes territorios. En respuesta, una misión respaldada por Naciones Unidas, que incluye 400 policías kenianos y agentes de otros países del Caribe, comenzó a operar en Haití, pero su impacto hasta ahora ha sido limitado.
«La gente en Haití ya no cree en estas promesas de ayuda. Hemos visto esto antes y no funciona», dice Josué Méndez, un comerciante en Puerto Príncipe. «No necesitamos más fuerzas extranjeras. Necesitamos soluciones reales que vengan de nosotros mismos».
La creciente presión sobre la comunidad internacional para intervenir de manera efectiva ha llevado a discusiones en la Asamblea General de la ONU, donde varios países han planteado la posibilidad de ampliar las misiones de seguridad. Sin embargo, persisten las preocupaciones sobre la eficacia de estos esfuerzos, especialmente después de que misiones anteriores dejaron cicatrices profundas en la población, como los brotes de cólera y abusos cometidos por tropas extranjeras.
Estados Unidos ha sido uno de los países más vocales en proponer un enfoque más amplio que incluya el despliegue de más efectivos. Sin embargo, la memoria de fallos anteriores de la ONU en Haití sigue siendo un obstáculo importante para ganar la confianza de la población local.
Por su parte, el gobierno keniano expresó su disposición a aumentar su presencia en la nación caribeña, llegando incluso a considerar la posibilidad de una misión más extensa bajo el mando de Naciones Unidas. El presidente de Kenia, William Ruto, señaló en su reciente visita a Puerto Príncipe: «Estamos comprometidos a ayudar a Haití, pero entendemos que la solución debe ser integral y coordinada con la comunidad haitiana».
Mientras tanto, muchos haitianos, agotados por años de inestabilidad y violencia, han recurrido a formar grupos de defensa vecinal en un intento de protegerse ante la inacción o incapacidad del gobierno central y las fuerzas extranjeras. Estos grupos, aunque efectivos en algunos casos, también generan preocupación por el aumento de la violencia en las calles.
«No queremos que nuestro país siga siendo un campo de batalla entre pandillas y misiones extranjeras», afirma Martine Benoit, una residente de Puerto Príncipe. «Lo que necesitamos es que la comunidad internacional nos apoye en crear una solución sostenible, no solo con armas y soldados».
En medio de la creciente incertidumbre, el Consejo de Seguridad de la ONU sigue discutiendo el futuro de la misión internacional en Haití, mientras países como Kenia, Barbados y las Bahamas prometen aumentar su contribución de efectivos. Sin embargo, la fecha exacta para estos refuerzos sigue siendo incierta, lo que deja a muchos haitianos preguntándose si alguna vez llegará una solución efectiva.
FUENTE: Con información de AP