Hamás dijo el domingo que las negociaciones para un cese al fuego en Gaza continúan y que el jefe militar del grupo palestino está de buena salud, un día después de que las fuerzas israelíes apuntaron a Mohammed Deif con un bombardeo masivo que según funcionarios mató a por lo menos 90 personas, entre ellas niños.
La condición de Deif seguía siendo una incógnita luego que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu dijo el sábado en la noche que “todavía no hay certeza absoluta” de que Deif murió.
El comandante del ejército israelí, teniente general Herzi Halevi, dijo a periodistas que Israel atacó un complejo donde Deif “se estaba escondiendo”, pero añadió: “Es todavía muy temprano para conocer los resultados del ataque, que Hamás está tratando de ocultar”.
Representantes de Hamás no dieron evidencia alguna de sus aseveraciones sobre la salud del arquitecto del ataque del 7 de octubre del año pasado, que desató la guerra.
El Ejército israelí informó el domingo que Rafa Salama, comandante de Hamás que describió como uno de los más cercanos allegados de Deif, murió en el bombardeo del sábado. Salama comandaba la Brigada Jan Yunis de Hamás. El comunicado no dio información sobre Deif, que desde hace mucho está en el tope de la lista de las personas más buscadas por Israel y vive en la clandestinidad.
Hamás rechazó la idea de que las conversaciones mediadas habían sido suspendidas después del bombardeo. El vocero Jihad Taha dijo que “no cabe duda de que las masacres horribles afectarán cualquier intento en las negociaciones”, pero añadió que “los esfuerzos y las gestiones de los mediadores siguen en curso”.
La muerte de Deif sería la muerte del funcionario de más alto rango de Hamás desde que empezó la guerra. De ser cierto, sería una gran victoria para Israel y un duro golpe psicológico para el violento grupo. Netanyahu dijo que todos los líderes de Hamás están “marcados para morir” y aseveró que matarlos acercaría a Hamás a aceptar un cese al fuego.
Funcionarios políticos de Hamás insistieron en que los canales de comunicación siguen abiertos entre la dirección del grupo dentro y fuera de Gaza tras el bombardeo, en el sur del territorio. Según testigos, ocurrió en un área que Israel había designado como segura para cientos de miles de palestinos desplazados. Las fuerzas israelíes no confirmaron eso.
El domingo, algunos sobrevivientes se expresaron enojados de que el ataque contra Deif ocurrió sin aviso y en un área designada como segura.
“Escuché el primer impacto y mi hijo vino gritando ‘Papi, papi’ y se cobijó conmigo”, dijo Mahmoud Abu Yaseen, quien se aferró a sus hijos, y entonces se despertó en el hospital y se dio cuenta de que uno de sus hijos murió. La familia ya ha sido desplazada cinco veces desde que comenzó la guerra, dijo. “¿A dónde se supone que debemos ir?”, preguntó.
Un funcionario de Naciones Unidas describió un caos total en el Hospital Nasser, a donde las víctimas fueron llevadas, muchas tratadas en el piso ensangrentado con pocos suministros.
“He sido testigo de una de las más terribles escenas que he visto en mis nueve meses en gaza”, dijo en un comunicado Scott Anderson. “Vi niños pequeños, doblemente amputados. Niños paralizados sin poder recibir tratamiento y otros separados de sus padres”. Añadió que las restricciones al envío de ayuda humanitaria en Gaza frustran los intentos de proveer atención médico y otro tipo de ayuda.
El domingo, el ministro de Defensa israelí Yoav Gallant elogió a los pilotos que llevaron a cabo el bombardeo y dijo que Hamás está siendo erosionado a diario, sin capacidad de rearmarse ni “atender a sus heridos”.
Por lo menos 300 personas fueron heridas en el bombardeo, uno de los más mortíferos en la guerra de nueve meses provocada por el ataque de Hamás contra el sur de Israel el 7 de octubre pasado, que mató a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y dejó como rehenes a más de 200.
Más de 38.400 personas en Gaza han muerto en la subsiguiente ofensiva israelí, según el Ministerio de Salud del territorio, que no distingue entre combatientes y civiles.
El domingo, un bombardeo israelí en Nuseirat, en el centro de Gaza, mató a por lo menos 14 personas a la entrada de una escuela, según periodistas de AP que estaban en el hospital Al-Awda. Había niños entre las otras 15 personas que fueron heridas. El ejército israelí dijo que atacó a “terroristas” que operaban en el área de una escuela administrada por la agencia de la ONU para refugiados palestinos.
“Están bombardeando todo”, dijo un palestino desplazado, Um Fadi Al-Zeer.
También el domingo, la policía dijo que un residente palestino de Jerusalén Oriental perpetró un ataque con vehículo en el centro de Israel que dejó heridos a cuatro israelíes, dos de ellos de gravedad. La policía de fronteras israelí abatió al atacante, que arrolló a personas que esperaban en dos paradas de autobús en una carretera transitada. El ejército israelí dijo que cuatro de sus miembros fueron heridos, dos de ellos de gravedad.
El comisionado policial israelí Kobi Shabtai dijo que ese tipo de ataques suelen ser “provocados” por hechos como el bombardeo del sábado en Gaza.
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