Venezuela se adentra en un año electoral y el presidente Nicolás Maduro está decidido a no soltar el poder. Sus alianzas criminales, una vez más, jugarán un papel crucial en la supervivencia del régimen chavista.
Por InSight Crime
El régimen de Maduro está cimentado en un sistema de gobernanza híbrida, en el cual redes de crimen organizado reparten rentas ilícitas con funcionarios de alto nivel. al mismo tiempo que ejercen control social y territorial en sus áreas de influencia. A cambio, las estructuras criminales reciben salvoconductos y, en algunos casos, son respaldados por fuerzas del Estado en sus operaciones.
La prolongación de Maduro y sus aliados en el poder consolidará aún más este sistema en 2024.
Durante 2023, el gobierno de turno en Venezuela ejecutó múltiples «megaoperaciones» de mano dura con el objetivo de imponer el orden en medio de la fortalecimiento de la delincuencia en el país. En un despliegue altamente propagandístico, las autoridades atacaron prisiones, redes de narcotráfico, bandas urbanas y sindicatos de minería ilegal, entre otros.
Sin embargo, investigadores, académicos, periodistas y líderes sociales que hablaron con InSight Crime coincidieron en que, aunque el gobierno reforzó una narrativa exitosa de las operaciones policiales y militares de gran escala, estas acciones fueron más un teatro político que un intento real de desestabilizar el crimen organizado en el país. En la práctica, parece que los esfuerzos estatales estuvieron centrados principalmente en perseguir a los grupos criminales adversarios del gobierno y en su regulación de los mercados criminales.
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