LA HABANA.- Con el bullicio de la ciudad como telón de fondo, la acumulación de basura en La Habana ha alcanzado niveles críticos que afectan tanto la vida urbana como la belleza natural de la capital cubana. A medida que la metrópoli se ahoga bajo una montaña de desechos, tanto ciudadanos como autoridades luchan por encontrar soluciones en medio de una crisis que parece no tener fin.
Reinier Fuentes, un buzo comprometido con la limpieza del litoral habanero, se ha convertido en un símbolo del esfuerzo por enfrentar el creciente problema de la basura en la ciudad. Al emerger de las aguas de una playa en La Habana con una red repleta de latas de cerveza y otros desechos, su acción destaca el impacto devastador de los residuos en el entorno marino. Como presidente de una organización dedicada a la limpieza del lecho marino, Fuentes participó a mediados de agosto en una campaña de recolección organizada por la Comisión Cubana de la Unesco en Guanabo, una playa en las afueras de la ciudad.
«En la playa hay empresas que se dedican a limpiar, pero en el fondo del mar no hay nadie haciéndolo excepto los activistas voluntarios», explica Fuentes mientras las olas aún golpean sus pies. A pesar de los esfuerzos de limpieza en la superficie, el mar está plagado de desechos que se acumulan sin control.
La crisis de la basura en La Habana va más allá de las playas. En la ciudad misma, las cifras son alarmantes. La Habana produce más de 30.000 metros cúbicos de basura al día, un incremento de 7.000 metros cúbicos en comparación con el año anterior. En barrios como el Cerro, el panorama es desolador. Montañas de desechos sólidos mezclados con residuos orgánicos se acumulan en las calles, generando olores nauseabundos y atrayendo nubes de moscas.
«Mi cocina da al mismo basurero, ahí hay que estar tapando todo porque si no lo que comes es mugre y mosquitos. Las chinches caminan por las paredes», detalla Lissette Valle, quien vive en un edificio de tres pisos, y el hedor de las aguas negras desbordadas bajo bolsas de basura arrojadas en la calle impregna su hogar.
Escasez de recursos y conciencia ciudadana
La Dirección Provincial de Servicios Comunales informa que La Habana solo cuenta con el 57% del equipo necesario para la recolección de basura. Los camiones donados por Japón, cruciales para el proceso de limpieza, comenzaron a fallar en 2023.
«Hay un tema que nos está golpeando: el combustible», señala Miguel Gutiérrez Lara, responsable de supervisión e inspección de La Habana, aludiendo a la escasez de gasolina que afecta a la isla desde el año pasado. La falta de repuestos y la dificultad para conseguir insumos, que acarrean al embargo estadounidense, han agravado aún más la situación.
La escasez de personal es otro desafío crítico. Un barrendero de 30 años, que prefiere mantenerse en el anonimato, se queja de la falta de equipo adecuado y los bajos salarios: «Uno está expuesto a una bacteria por un salario mínimo, que en Cuba equivale a 17 dólares mensuales. Es un vertedero lo que hay en las calles», exclama mientras empuja lentamente su desvencijado carrito de basura.
Las autoridades locales han intentado mitigar la crisis contratando servicios privados para la recolección de desechos en algunos municipios, pero los resultados han sido limitados. Jesús Jiménez, inspector de prevención de enfermedades, expresa su preocupación por el riesgo de brotes de enfermedades transmitidas por insectos: «Esto se ha ido de las manos, las enfermedades se propagan, está esto lleno de moscos», haciendo referencia al oropuche, una enfermedad transmitida por mosquitos que llegó a La Habana en mayo.
Dulce Buergo, presidenta de la Comisión Nacional Cubana de la Unesco, aboga por un cambio en la actitud ciudadana como parte de la solución. «Si uno viene a la playa con cuatro bolsas, debe irse con cuatro bolsas, aunque una de ellas sea de basura», afirma Buergo.
La campaña de limpieza en Guanabo, que busca expandirse a todo el litoral habanero, es un intento de enfrentar la crisis desde la base, promoviendo un mayor civismo y responsabilidad entre los visitantes y residentes.
FUENTE: Con información de AFP