La brecha salarial de género sigue siendo un desafío significativo en Colombia. Las mujeres ganan un promedio de un 6,3 % menos que los hombres por el mismo trabajo. Además, esta grieta se agrava en el caso de las mujeres con hijos menores de 18 años, quienes pueden llegar a recibir un 11 % menos de ingresos.
En el país andino, la tasa de desempleo femenino es del 17,5 %, superando en 6,2 puntos porcentuales la de los hombres, según las cifras más recientes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Por otro lado, de acuerdo con el informe “Un Vistazo a la Educación 2024” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las mujeres entre 25 y 34 años en Colombia tienen menos posibilidades de encontrar trabajo en comparación con los hombres.
Un ejemplo de esta realidad es Carolina Cifuentes, quien durante su embarazo enfrentó dificultades para ser contratada debido a las barreras impuestas por los empleadores en los procesos de selección.
“Apliqué a varias entrevistas durante mi embarazo. En una de ellas, me dijeron que no habría problema en contratarme estando embarazada, pero el día de la capacitación coincidió con un control prenatal y la empresa no accedió a cambiar el horario», relató Carolina a la Voz de América.
A pesar de los avances y de que las leyes colombianas exigen igualdad de oportunidades en el ámbito laboral, incorporarse al mercado sigue siendo un reto para mujeres como Carolina.
«Una no sabe si mentir o callar sobre estas cosas porque, o no te aceptan, o si te seleccionan, te imponen muchas restricciones. A veces, simplemente prefieren a alguien sin hijos, porque saben que tendrás que ausentarte en cualquier momento», explicó.
En este sentido, María del Mar Jaramillo, directora de la Fundación Soy Oportunidad, una oenegé que ayuda a mujeres a insertarse al mercado laboral señala que una de las «barreras históricas» que limitan la participación laboral de las mujeres se debe, en gran parte, al estereotipo de que en cierta edad las mujeres decidirán tener hijos.
«Solo por el hecho de ser una potencial madre, se asume que pedirás permisos o licencias en el futuro. Es injusto, y solo recientemente se ha comenzado a hablar de esta desigualdad salarial», indicó Jaramillo en entrevista con la VOA.
«Desde la fundación, hemos trabajado intensamente con las empresas para que comprendan los beneficios de contratar mujeres. Esto ayuda a generar confianza y a que los proyectos avancen, pero aún se ve desde la óptica del permiso, la incapacidad y la licencia de maternidad», dijo.
Por su parte, Ángela Fonseca Galvis, profesora del Departamento de Economía y codirectora de la línea de género y economía de la Universidad Javeriana de Bogotá, destacó que «los empleadores en países como Colombia ven a las mujeres con una doble carga: trabajar y ser cuidadoras.
Esa carga tan grande de cuidados hace que los empleadores las perciban como menos productivas, por lo que a menudo les ofrecen salarios más bajos para cubrirse ante el riesgo de un embarazo».
Fonseca también mencionó que, si se comparan hombres y mujeres con la misma formación académica, la misma ocupación y edades similares, las mujeres ganan, en promedio, entre un 15 % y 20 % menos que los hombres, especialmente en el sector privado.
En este contexto, tanto Jaramillo como Fonseca coinciden en que la maternidad es uno de los factores que inciden en la desigualdad salarial. Apuntan a la necesidad de implementar más políticas públicas que otorguen a las mujeres mejores oportunidades en el mercado laboral.
Finalmente, Jaramillo señaló que están colaborando con las empresas para entender las brechas al momento de contratar mujeres y enseñarles cómo equilibrar las responsabilidades familiares con el entorno laboral.
«Aún hay mucho trabajo por hacer en términos de política pública, y es un esfuerzo muy fuerte», concluyó.
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