Marcelo y Diana Wasser emigraron a Israel en 1976
Marcelo y Diana Wasser llegaron a la Argentina por medio de B’nai B’rith -una institución judía que desde 1930 brinda servicios a la comunidad, defiende los derechos humanos y combate el antisemitismo, con presencia activa en 58 países- con una misión: “Uno empieza a pensar y a entender que el contar esta historia por aquellos que la vivieron es 180 grados de alguien que la cuenta y no la pasó; es tan importante que la gente lo sepa que nos tomamos esto como una misión”, dicen luego de su paso por Panamá y Costa Rica.
Por Infobae
A pesar de la angustia que les provoca cuando relatan su vivencia ante el ataque del grupo terrorista Hamas entienden que el trago vale la pena, “Cada vez que la contamos es como volverla a vivir”, dice Marcelo con resiliencia, “pero es importante también mostrar nuestro lado porque siempre somos los malos, los fuertes, los que atacan, y esta vuelta hemos sido atacados brutalmente; es una guerra que Israel no la buscó”. Mientras, Diana acaricia su “diskit”, la chapita que lleva de colgante, al igual que su marido, “Son las mismas que usan los soldados cuando hacen la tzavá (ejército).
De un lado dice el nombre y el ‘mispar ishi’ (ID) del soldado que la lleva, y si tiene heridas graves o muere se le da la parte de abajo a los padres. La que nosotros compramos es una donación para ayudar a las familias de los secuestrados que, como no pueden trabajar porque están con su lucha, se hace para subvencionarlos ya que están todo el tiempo en ‘La plaza de los secuestrados’”. En cada una de las chapitas -que se pueden adquirir en www.bringthemhomenow.shop-, hay una leyenda en hebreo que dice: “Nuestro corazón está atrapado en Gaza. ¡Devuélvanlos a casa ya!”. Con una mirada cargada de esperanza, Diana por fin promete, “El día que sean devueltos, partiremos la chapa… y será. Cuando te entregan la chapita de un soldado simboliza como la muerte, pero la de los secuestrados para nosotros es la vida”, explica mostrándola con amor.
Emigrar a Israel
Hace 47 años, cuando cada uno por su parte hizo “aliá” -inmigración a Israel- sin conocerse, jamás hubieran imaginado tener que volver para contar una tragedia de tal envergadura. “En el año 76 yo hice aliá con un grupo de amigos del ‘Curso de líderes de Macabi’ al kibutz Nirim, y en la tzavá me conocí con Diana, que estaba en otro kibutz. Después de un tiempo ella decidió venir conmigo a Nirim, y así es… ahí estamos”, narra Marcelo con la misma fuerza del muchacho de 18 años que emigró desde Villa Crespo. Diana -Siff, de soltera- aporta con nostalgia y un imperceptible dejo de su original acento cordobés, “Yo llegué a Israel a los 15 años, con mi familia: mis padres y mis hermanos, también en el 76?. En un recreo al dolor, ella se permite recordar que al conocerse con Marcelo, él le dijo que recién había terminado una relación y que no quería nada serio, “Así que hace 44 años que estamos con algo no-serio”, dice, y logra el único instante que conseguimos sonreír los tres.
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