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Monique Olivier, viuda del asesino en serie Michel Fourniret, apodado “el ogro de las Ardenas” por haber matado al menos a ocho mujeres jóvenes y niñas, volvió este martes a sentarse en el banquillo cómo cómplice en tres casos no resueltos.
Olivier, de 75 años y que ya había sido condenada en 2008 a cadena perpetua por complicidad en los crímenes de su marido, responde ahora en el Tribunal de Nanterre por su implicación en el secuestro, violación y asesinato de Marie-Angèle Domèce, en 1988 cuando tenía 19 años, y de la británica Joanna Parrish, en 1990 cuando contaba con 20.
También será juzgada por el rapto y asesinato de la pequeña Estelle Mouzin, que en 2003 tenía 9 años y cuyo cuerpo nunca fue encontrado, como tampoco lo ha sido el de Domèce.
Después de muchas idas y venidas, los investigadores concluyeron que el principal sospechoso de haber cometido estos asesinatos sin resolver era Michel Fourniret, quien falleció entre rejas en 2021 a los 79 años de edad mientras cumplía cadena perpetua por los casos ya juzgados.
A su mujer, Monique Olivier, la imputaron esta vez también como cómplice al ser la que escogía y atraía a las víctimas.
En el inicio de su comparecencia de un juicio que durará tres semanas, la septuagenaria contó su dura infancia, con una madre alcohólica y un padre que la despreciaba, y recordó que en su primer marido, André Michaux, la maltrataba. Con él tuvo dos hijos, nacidos en 1980 y 1981.
“Lamento todo lo que ha sucedido”, prosiguió la mujer, a la que antiguos fiscales que trataron con ella la describen con un alto grado de perversión y deseo de dominación, al mismo nivel que Fourniret.
Una de las grandes incógnitas que podrían disiparse durante este proceso es la desaparición de la pequeña Estelle Mouzin, acontecida hace 20 años. Se da la casualidad que este caso le fue imputado a Fourniret por culpa de Olivier, quien en 2019 confesó ante la policía para desmontar la coartada de su marido.
Fourniret, considerado uno de los asesinos en serie más conocidos en Francia y obsesionado con la virginidad, fue detenido en 2003 en Bélgica tras intentar secuestrar a una menor.
Fue entonces que las autoridades comenzaron a ver en él al responsable de las desapariciones de varias niñas y jóvenes en las Ardenas, una región boscosa situada entre el sur de Bélgica y el noreste de Francia.
EFE