El presidente de Colombia, Gustavo Petro busca ser crítico con el régimen de Nicolás Maduro, pero sin romper totalmente las relaciones porque hay un vínculo bilateral muy grande con intereses políticos, económicos, migratorios y petroleros, lo que obliga a que entre ambos países “quede abierto un hilo de comunicación”.
Esto no significa que no haya un quiebre de la conexión entre estas dos figuras, aseguró la profesora adjunta en Ciencias Políticas en el Miami Dade College en Florida, María Teresa Romero, entrevistada por DIARIO LAS AMÉRICAS.
Al ser consultada sobre los posibles escenarios que agrega en su radar el presidente de Colombia Gustavo Petro para enfrentar el tema venezolano, sobre todo ante la negativa reiterada de Nicolás Maduro de presentar las actas de las elecciones presidenciales que muestren que ganó esa contienda, considera que el mandatario neogranadino tiene dos marcos en el abanico político: “Uno blanco y negro, y otro gris”.
El blanco y negro es ponerse en una posición de apoyo total a Maduro y volver a la posición que tenía Petro antes de las elecciones en Venezuela. Es decir, de apoyo y con mucha más cercanía.
O, en este mismo marco, irse al otro extremo del espectro y ponerse definitivamente en contra de Nicolás Maduro, más al lado de la oposición venezolana, y profundizar sus críticas. Hasta ahora las ha hecho, pero de forma moderada. “Ese escenario tan radical no lo veo tan probable”, dijo la exacadémica de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
El tono gris
Mientras que el escenario gris es el que “yo creo que va a tomar el gobierno de Petro por varias razones:
Ser crítico con Maduro permite que la comunidad internacional no lo vea como un aliado irrestricto porque se le vería como un agente de la izquierda radical no solo del tipo venezolana sino cubana y nicaragüense.
“Busca digamos ser crítico y seguir en esa onda, pero sin romper totalmente con Maduro porque después de todo hay intereses que involucran a ambas naciones. Es decir, una relación bilateral en donde además ha habido una simpatía natural y una complicidad política de muchos años”, precisó Romero.
“En definitiva, yo creo que va a tomar esa posición gris que significa no reconocer al gobierno de Maduro y no asistir a la toma de posesión del 10 de enero, pero sin romper relaciones con Venezuela”, dijo la experta que ostenta estudios de Periodismo, Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas.
Sin ruptura drástica
La analista se refirió a que recientemente en una hecha en el vecino país, el 90% de la población colombiana reveló que desearía que el gobierno de Petro no fuera a la toma de posesión de Nicolás Maduro.
En ese contexto tampoco que se reconozcan las actuales autoridades de Caracas, pero que a la vez no rompa drásticamente con Venezuela, ratificó la comunicadora.
Romero señala que en un año preelectoral en Colombia a Petro le conviene quedarse en esa zona gris, porque en definitiva las diferencias entre Petro y Maduro no se visualizan por las razones históricas y políticas expresadas para llegar a romper las relaciones de dos países hermanos. Es decir, la experta no observa el sello extremo de una ruptura drástica.
Pronostica que Gustavo Petro no estará en la toma de posesión, tampoco lo hará su canciller “y tampoco creo que mande a un representante de rango medio”.
Para el futuro cercano Petro tratará de mantener las relaciones bilaterales, insistió la comunicadora.
En cuanto a cómo sería la relación de Colombia con un gobierno que no ha mostrado su legitimidad, dijo que “sería una relación no tan cercana”. Pero Petro tratará de mantenerla con las críticas necesarias, todo dentro de un marco de poder convivir. “Ciertamente ambos países necesitan hablar y mantenerse en comunicación por los temas álgidos que les atañen”.
Por ejemplo, argumentó María Teresa Romero, está el tema migratorio que puede agudizarse tras las decisiones del nuevo gobierno de Estados Unidos en esa materia, seguido de todo el tema de la seguridad en la frontera binacional.
Hay muchas cosas por las cuales tienen que ponerse de acuerdo. “Colombia no se puede dar el lujo de romper relaciones con Venezuela. Incluso si hay un cambio de gobierno Bogotá va a tener que mantener un vínculo con éste, es que no se puede ver de otra forma”, puntualizó.
“Son sociedades que se necesitan. De modo que no veo una relación óptima, pero tampoco veo una relación totalmente de ruptura y deficiente. Lo que veo es una relación de conveniencia con sus altos y sus bajos”, refirió
Distanciamiento
Tras las elecciones presidenciales, en las que el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó como ganador a Nicolás Maduro, el distanciamiento entre ambos mandatarios se ha marcado aún más, pues Petro ha insistido en que no reconocerá la victoria de su homólogo hasta que se publiquen los resultados desagregados, como establece el cronograma oficial y, transcurrido cuatro meses, esto no se ha cumplido.
Las elecciones presidenciales de Venezuela pusieron de manifiesto las diferencias de criterio entre ambos presidentes, incluso Gustavo Petro cuestionó, en junio de 2023, la inhabilitación política de la líder opositora María Corina Machado, que le impide ejercer cargos de elección popular hasta 2036. Es decir, ya venían los roces.
María Teresa Romero, quien dio clases en la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV por 28 años, recordó que Petro escribió en su cuenta X que ninguna autoridad administrativa debe quitar derechos políticos a ningún ciudadano”, escribió el mandatario de Colombia al ser consultado sobre el tema.
Ciertamente, antes de las elecciones ya Petro estaba criticando las actuaciones antidemocráticas del gobierno de Maduro lo que es un precedente, “pero yo diría que es después de las elecciones de julio 2024 que estas diferencias se hicieron más públicas, fuertes y notorias”, concluyó Romero.
FUENTE: ENTREVISTA A LA ANALISTA MARÍA TERESA ROMERO