Paola Marocchi, la argentina que se marchó de su país y consiguió el empleo de sus sueños. Foto: Paola Marocchi.
Tenía tan solo 17 años cuando sus padres decidieron emigrar al país de las oportunidades. Por primera vez, Paola se encontró en el aeropuerto aferrándose a sus valijas con fuerza, las que guardaban los recuerdos de una vida entera. Lo que no se imaginaba era que años después su realidad daría un giro inesperado.
Por Clarín
“El proceso de migrar fue difícil, nos costó mucho dejar nuestro hogar y empezar de cero en un lugar desconocido. Sin embargo, fue una decisión necesaria que valió la pena”, dice Paola Marocchi, en una entrevista con Clarín.
En 1991, Paola – oriunda de la Provincia de Buenos Aires – emigró a Estados Unidos junto a su familia, debido a la compleja situación económica que estaba atravesando Argentina en ese momento, de acuerdo con sus palabras.
De San Andrés a La Gran Manzana
La protagonista de esta historia nació en la localidad de San Andrés, al nordeste de la Provincia de Buenos Aires. Con tan solo 17 años, sus padres tomaron una drástica decisión que cambió su vida por completo: mudarse de forma definitiva a Estados Unidos, con el fin de lograr una mejor calidad de vida.
Por ende, en 1991, Paola viajó rumbo a un destino desconocido con una mezcla de emociones. Aunque, en aquel sitio, se encontraba una “cara familiar”, que les brindaría la contención que necesitaban. El tío de ella, radica en Nueva York y fue quien les recomendó vivir allí. A raíz de ello, “La Gran Manzana”, se convirtió en su nuevo hogar.
“Fue duro al principio, no tenía conocimientos en inglés, por lo tanto, al llegar, asistí a una escuela para aprender el idioma”, menciona la argentina. Al año siguiente, optó por estudiar la Licenciatura en Contabilidad en “Baruch College”, una de las mejores escuelas de negocios del país, según ella.
Unos años después, concluyó sus estudios universitarios y se graduó con honores. Por este motivo, pasó a formar parte de “Phi Theta Kappa”, una sociedad de honor internacional de estudiantes universitarios.
Al cabo de un tiempo, en 2001, su madre decidió emprender y abrió una pastelería en Nueva York, su mayor sueño, conforme a sus palabras. Para ello, tuvo que vender su casa en Argentina, donde Paola construyó sus recuerdos más preciados.
“Fue una decisión muy difícil y emocional, pero apoyé a mi mamá y la ayudé a hacer realidad su sueño. Montamos el negocio gastronómico en la zona de Carroll Gardens, Brooklyn e inauguramos el lugar con mucha emoción”, explica con alegría Paola.
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