Aquí está el aeropuerto internacional John F. Kennedy de Nueva York, fotografiado en 1971, el año en que Linda conoció allí a George. Crédito: John Rooney/AP
El 3 de septiembre de 1971, la sala de llegadas del aeropuerto internacional John F. Kennedy estaba abarrotada. Entre la multitud estaba Linda Ford, de 24 años, agarrada a su maleta, con su vida a punto de cambiar para siempre.
Por CNN
Pero justo entonces, en ese preciso instante, Linda no era consciente de que estaba al borde de algo. En ese momento, simplemente se sentía “bastante cansada”.
Linda estaba en el aeropuerto JFK antes de empezar un año de docencia en la City University de Nueva York. Le entusiasmaba la idea de continuar su carrera académica y conocer una nueva ciudad, pero trasladarse al otro lado del Atlántico era abrumadora.
Linda no conocía a nadie en Estados Unidos. Aunque ya había abandonado su hogar en el sureste de Inglaterra (pasó una temporada como estudiante de posgrado en París investigando la Revolución Francesa), Nueva York le resultaba especialmente lejana. El vuelo transatlántico fue el más largo de su vida. Linda aterrizó con mucho jet lag y algo de miedo.
“Nueva York es una ciudad maravillosa”, cuenta Linda hoy a CNN Travel. “Pero es un poco aterradora para alguien que no ha estado allí antes, una mujer sola”.
Pero Linda buscaba a alguien en la sala de llegadas: George Porter. Era un desconocido, un hombre al que nunca había visto, pero era amigo de un amigo que había accedido a reunirse con ella a la salida del vuelo.
Linda sabía muy poco de George. Pero después de que un conocido los pusiera en contacto, intercambiaron un par de cartas transatlánticas. En la nota de Linda, detallaba exactamente lo que llevaría puesto cuando llegara al aeropuerto JFK, pensando que esa información ayudaría a George a localizarla.
“Llevaré un top rosa y blanco, combinado con unos pantalones beige”, escribió.
“No tengo ni idea de lo que voy a llevar”, respondió George.
Linda llegó a Nueva York “precisamente con la ropa que describí”. En el aeropuerto, miró a su alrededor, buscando entre la multitud de gente. Entonces sus ojos se posaron en dos hombres, uno al lado del otro, que la miraban expectantes.
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