La princesa Mary, en una fotografía de archivo. (REUTERS)
La princesa parece haber jugado un papel fundamental en la decisión de la monarca de abdicar el trono en su hijo, el príncipe Federico
Dinamarca vive este domingo 14 de enero un acontecimiento histórico. Por primera vez en más de 900 años, un monarca renuncia al trono antes de su muerte. La reina Margarita anunció la pasada Nochevieja su inesperada decisión de abdicar en favor de su hijo, el príncipe Federico, que será proclamado rey este domingo en una ceremonia sin pompa ni coronación.
Por Infobae
Tras este sorpresivo movimiento en la Corona danesa, algunos medios locales han señalado a una mujer como artífice del cambio de parecer de la soberana, quien siempre ha afirmado que su compromiso con la institución sería vitalicio. Esa presunta influencia no es otra que la princesa Mary de Dinamarca, de quien se dice que ha dado un ultimátum a su suegra tras la escapada de Federico a Madrid junto a Genoveva Casanova.
Según ha desvelado el periodista Luis Pliego, director de la revista Lecturas, la publicación de la portada con las fotos de Federico y Genoveva en dicha cabecera fue la gota que colmó el vaso de Mary, que exigió convertirse en reina como condición para no hacer las maletas y volver a su Australia natal junto a sus hijos. Acorralada, la reina Margarita no tendría otra opción que pensar en la estabilidad de la monarquía y ceder el mandato a su hijo, enterrando así un escándalo que ha sacudido la cuestionada imagen pública de la familia real.
Federico de Dinamarca y Mary Donaldson en su posado oficial como reyes (Casa real de Dinamarca / Hasse Nielsen)
No es de extrañar el afán de la princesa por llegar a ser consorte, pues desde su incorporación a la familia real ha luchado estoicamente por ganarse el beneplácito de la reina y del pueblo danés, demostrando su compromiso con la Corona pese a sus orígenes plebeyos.
Australiana e hija de inmigrantes
Mary Elizabeth Donaldson nació el 5 de febrero de 1972 en el Hospital Queen Alexandra de Battery Point, en la isla australiana de Tasmania. Sus padres, John y Henrietta, se habían trasladado hasta el país procedentes de Escocia unos años antes, ya que el padre de Mary había fichado por la Facultad de Ciencia y Tecnología de Tasmania como jefe del departamento de matemáticas.
Henrietta murió en 1997, cuando Mary apenas tenía 25 años. Sería tres años después, durante los Juegos Olímpicos de Sídney, cuando el príncipe Federico se cruzara en su camino. El primer encuentro se produjo de manera fortuita en el pub Slip Inn, donde el primogénito de Margarita se encontraba disfrutando de una noche de ocio junto a su hermano, Joaquín, su primo Nicolás de Grecia y el entonces príncipe Felipe de España.
Comenzó entonces un romance que traería muchas renuncias para Mary, pues tuvo que dejar su trabajo como abogada, trasladarse a Dinamarca y aprender danés para estar junto a su amado. La relación no se hizo pública hasta 2003 y, un año después, la pareja contrajo matrimonio en la catedral de Copenhague.
Mary Donaldson y Federico de Dinamarca, en una imagen de archivo. (EFE)
Antes de este noviazgo, Federico había sido un príncipe polémico y mujeriego. De hecho, en 1992 fue pillado en un coche junto a una de sus novias, que iba conduciendo totalmente ebria, un escándalo que llevó a los parlamentarios daneses a debatir sobre si realmente estaba capacitado para heredar el trono del país.
Sin embargo, a la reina Margarita no le hizo demasiada gracia que su hijo sentara la cabeza con una plebeya australiana. De hecho, el periodista Alexander von Schönburg desveló en el libro Lo que no sabes sobre la realeza, pero te gustaría saber que la monarca le organizó al heredero una fiesta con solteras que consideraba ‘adecuadas’ para ser su pareja, pero al final no le quedó más remedio que aceptar la elección de Federico.
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