«¡Voy a caer!», dijo Elizabeth Pomas, de 24 años, cuando pendía de lo más alto de una valla fronteriza entre Estados Unidos y México.
Empezaba agosto cuando la joven originaria de Guatemala buscaba cruzar al territorio estadounidense cerca de San Diego, ante la mirada de agentes de la Patrulla Fronteriza y personal de emergencia.
Pero 24 minutos después de sus súplicas, cayó 30 pies al suelo muriendo en el instante.
Unos 4.865 migrantes han muerto en la frontera entre México y Estados Unidos en los últimos diez años, entre el 3 noviembre de 2014 y el 3 de noviembre de 2024, según el portal de datos abiertos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La mayoría murió ahogada en el río Bravo o Grande, luego de improvisar balsas que volcaron en fuertes corrientes de agua.
El río nace en las montañas de Colorado y fluye a lo largo de 3.051 kilómetros hasta su desembocadura en el Golfo de México cerca de Matamoros, del estado mexicano Tamaulipas y Brownsville, en Texas.
A inicios de este año, el Bravo tuvo un incremento en su caudal debido a los convenios establecidos desde 1944, en un tratado de aguas entre los gobiernos de México y Estados Unidos, que consiste en la liberación de agua en marzo.
Otros migrantes murieron en condiciones ambientales duras: en el desierto o por alimentos y agua en mal estado.
Por ejemplo, en Nuevo México se incrementó el número de muertes debido a que las pandillas de contrabandistas transportan a los migrantes —agotados, deshidratados y malnutridos- principalmente por el caluroso desierto, cañones o montañas al oeste de El Paso, Texas.
Durante los primeros ocho meses de 2024 se encontraron en Nuevo México los cuerpos de 108 personas que se cree eran migrantes en su mayoría de México y Centroamérica.
“El número oficial de muertes es un número pequeño, en realidad hay más muertes en las fronteras sur de Estados Unidos, es decir, el subregistro es importante”, dijo a la Voz de América, Jizi Moza, director ejecutivo del Instituto Salvadoreño del Migrante.
Según Moza, algunos migrantes que son arrastrados por la corriente y sus cuerpos no son encontrados son parte de ese subregistro.
Otros migrantes son asediados por el crimen organizado que termina por desaparecerlos.
“Las bandas delincuenciales continúan desapareciendo migrantes, y estos no vuelven a aparecer. En realidad, el número de personas que mueren en la ruta migratoria es altísimo”, agregó Moza.
Para Jaime Rivas Castillo, especialista en temas de movilidad humana de la Universidad Don Bosco, siempre habrá un subregistro en muertes de migrantes, principalmente porque los mecanismos institucionales no se activan si no hay un aviso o denuncia por parte de los familiares o allegados de las personas migrantes.
“Solo este hecho deja a muchas víctimas fuera de los registros y, por ende, a que no se activen los protocolos y mecanismos de investigación, búsqueda, localización, identificación y repatriación de los restos de personas migrantes que han fallecido», dijo a la VOA.
También porque el registro de las víctimas, -cuando ocurre- suele ser disperso, ya que hay múltiples instituciones en los países que no siempre armonizan sus procesos.
“Usualmente los procesos de migración irregular ocurren en la clandestinidad, es probable que muchos casos nunca hayan sido del conocimiento ni de instituciones ni de organizaciones humanitarias ni de ONGs que apoyan a las personas migrantes. Estos elementos ayudan a explicar el subregistro pero también a sostener que no es posible estimar a cuánto asciende ese subregistro», agregó Rivas.
Para la OIM, una de cada tres muertes de migrantes sucede huyendo de un conflicto, y también consideran que hay un alto número de muertes sin identificar.
”Más de dos tercios de los migrantes cuyas muertes fueron documentadas siguen sin ser identificados, teniendo las familias y las comunidades que enfrentar la pérdida ambigua de sus seres queridos”, señaló la organización en un informe.
El reporte Una década comentando muertes de migrantes, reveló más de 63.000 muertes y desapariciones de migrantes en todo el mundo, un número que va en aumento en comparación con cualquier otro año anterior.
Al menos 8.565 personas murieron en rutas migratorias en el mundo el año pasado.
La seguridad fronteriza y la inmigración fueron dos temas centrales en las elecciones de Estados Unidos, donde el republicano Donald Trump resultó ganador.
Entre las promesas de campaña de Trump resaltan sus intenciones de “cerrar la frontera” y llevar a cabo llevar a cabo “la mayor operación de deportación en la historia de EEUU”.
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