CARACAS.- El más reciente fraude de la dictadura de Nicolás Maduro, que con el Consejo Nacional Electoral a su disposición anunció que el tirano se mantendría el poder tras con un cuestionable 51,2% de los votos, es el último episodio de una serie de elecciones fraudulentas que han marcado más de diez años de desestabilización en Venezuela.
Desde que Maduro asumió el poder en 2013, en una elecciones en las que también se le acusa al chavismo de robarselas, el país ha sido testigo de procesos electorales cargados de irregularidades y represión sistemática.
Fraude electoral desde 2013
El 14 de abril de 2013, Maduro se hizo con la presidencia tras la muerte de Hugo Chávez, en una elección caracterizada por la opacidad y el favoritismo hacia el entonces vicepresidente. La estrecha victoria de Maduro, con apenas el 50,62% de los votos, fue recibida con escepticismo.
Henrique Capriles, su principal oponente, denunció irregularidades y exigió una auditoría pero sus esfuerzos fueron sistemáticamente bloqueados por un Tribunal Supremo de Justicia sumiso a Maduro. Durante su primer mandato, las violentas represiones de manifestaciones y la creciente concentración de poder en manos del dictador profundizaron la crisis, mientras la comunidad internacional impuso sanciones.
El fraude de entonces empezó la ola de rechazo a Maduro. En 2014 se presentaron las primeras manifestaciones en la calle en contra del dictador, que se sirvió de las fuerzas armadas para reprimir y dejar al menos 71 fallecidos, entre ellos el joven estudiante Bassil Alejandro Da Costa Frías.
Maduro siguió y el pueblo, nuevamente cansado, salió a las calles en 2017. La dictadura otra vez se valió la las fuerzas armadas para arremeter contra el pueblo, ocasionando la muerta al menos entre 127 y 157 muertes.
Reelección fraudulenta en 2018
La elección presidencial de mayo de 2018 se convirtió en un símbolo de fraude cuando Maduro fue reelegido en un proceso en el que al no tener las garantías mínimas la oposición decidió no participar.
Tras los comicios, el «triunfo» de Maduro fue rechazado por más de 60 países. El embajador estadounidense en Venezuela, James Story, junto con un número creciente de naciones, cuestionaron la legitimidad de los resultados, lo que llevó a Estados Unidos a imponer un embargo petrolero.
La represión de la oposición y las maniobras autoritarias de Maduro se consolidaron con el fallido intento de un levantamiento militar a favor de Juan Guaidó a finales de abril de 2019.
Control del Parlamento
En diciembre de 2020, Maduro tomó el control del Parlamento en una «elección» que vio una abstención récord del 69% y fue ampliamente desacreditada por la comunidad internacional. La oposición puso fin al interinato de Guaidó a finales de 2022, sin lograr un consenso claro sobre el futuro del liderazgo opositor.
A pesar de las señales de cambio de postura de Estados Unidos, que aún no reconoce a Maduro como presidente legítimo, la crisis continúa.
Exclusión de María Corina Machado
A medida que se acercaba la elección presidencial del 28 de julio de 2024, Maduro maniobró para excluir a María Corina Machado, la carismática y popular opositora, acusándola de corrupción en un movimiento claramente diseñado para neutralizar a su principal competidora. El diplomático de perfil bajo Edmundo González Urrutia, fue colocado como su reemplazo, enfrentándose a un Maduro que buscaba un tercer mandato en un proceso claramente manipulado.
Los resultados oficiales de la última elección, que nuevamente favorecen a Maduro, han sido rotundamente rechazados por la oposición y criticados por numerosos países, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea. Este episodio subraya la persistencia de un régimen que ha convertido el fraude y la represión en su modus operandi, perpetuando una crisis política y humanitaria en Venezuela.
FUENTE: Con información de AFP