Hace 3 años intente en vano explicarle un reconocido diputado de la MUD-G4-PU-FA, lo que creíamos nosotros que significaba el inocultable efecto Milei.
Para desagradable sorpresa propia, me tope con las más obtusa y cándida incomprensión del evidente efecto viral que este fenómeno de masas representaba.
De ipsofacto me percaté qué intentaba desglosar un insuceso de “cisne negro” político, a los mismos burócratas anclados en el pasado, que este impacto sorpresivo buscaba desplazar.
Inútilmente insistí en describir y visionar el inminente triunfo de Milei, ante un obsecado invidente que se aferraba a épocas pretéritas a las ya que nadie desea retornar.
Le relaté al político tradicional el suplicio que atraviesa la República Argentina. Me propuse razonar la grave crisis socio económica que atraviesa hoy el país pampanico y la inevitable caída de los partidos del sistema.
La inflación galopante, la ineficiencia de servicios públicos, la escalada de inseguridad personal y los múltiples casos de corrupción desbordada, han debilitado la poca credibilidad que le restaba a los partidos políticos tradicionales que Milei cataloga de “Castas”.
El evidente náufragio macroeconómico y político de las llamadas “Castas” Radicalistas y Justicialistas finalmente hartó la paciencia d la otrora rica nación plántense.
La caída multidimensional de los indicadores sociales, aunado al deterioro de la calidad de vida del argentino promedio, produjeron una incontenible indignación general en los sectores mas empobrecidos que buscaban con desesperación una opción de liderazgo distinta.
Argentina inició la búsqueda de una conducción totalmente diferente.
Paralelamente a esta interrogante general, se propagaba soterradamente una irritación unánime, que no ascendió a cólera callejera, por el oportuno encauzamiento que Milei atajó en sus multitudinarias comparecencias televisivas.
Apariciones que se hicieron epidémicas en tiempo record en las redes sociales del mundo hispano-hablante, por la inusual caracterización del figurante simpatizante del minarquismo.
Sus justificados arranques emotivos no eran producto de una irracional enajenación iracunda, sino que estaban contenidos siempre de una fina cátedra económica, política, moral y filosófica.
Milei criticaba con dureza inclemente al sistema fallido imperante, pero sentaba a la vez orientaciones pedagógicas, en lo relativo a la escuela austriaca liberal y la consiguiente posibilidad real del enriquecimiento gradual de su amado país.
Esté profesor libertario utilizó hábilmente su extravagante carácter natural, pleno de recursos pirotécnicos, como una caja de resonancia sociológica, que capitalizó la disconformidad y el malestar general de la clase obrera Argentina.
El pueblo alegre, campeonado en el mundial de balompié, principió un proceso subrepticio de desarraigo total de sus clases políticas, y en una erupción imprevisible escogió con la emoción que le caracteriza al economista efervescente, cómo válvula de escape de sus poliédricas frustraciones acumuladas.
El economista y empresario bonaerense erróneamente tildado de ultraderechista radical, posee un estilo particular, algo excéntrico, que en vez de perjudicarle ante sus competidores tradicionales, curiosamente le catapultó a la mágica y milagrosa viralidad en las redes sociales.
El “outsider” indignado, logro interpretar el descontento colectivo con su carácter genuino y verídico.
Javier Milei logró en su verbo animoso, encarnar la cólera mutua que albergaba muybdentro el pueblo argentino.
Este “paracaidista” fuera del guión, inicio su peregrinar mediático en una serie de entrevistas económicas que lograron penetrar la psicología colectiva Argentina, cómo ningún otro líder político lo había hecho desde el mismísimo General Perón.
Algunos “falsos analistas de guión” y demás ejemplares de la fauna decadente de los llamados “opinadores tarifados” que pululan en YouTube, catalogan equivocadamente de breve “lluvia pasajera” a esta rareza inusitada.
Incurren en el grave error de simplificarle como “flor de un día”.
Se atreven incluso, en la infinita audacia de su ignorancia supina, estos novicios engreídos de la súbita monetización ficcionada, a pronosticar con sorna envidiante, la temprana y segura caída del ilusionante proyecto Mileinista.
El denominador común que comparten estos políticos venezolanos corruptos, malignos, arcaicos y retrógrados; con los auto inflamados fenómenos de feria vulgares y primitivos, de ese vodevil soez, en que han degenerado las redes sociales venezolanas; es en el profundo deseo “inspectore” del colapso total del plan económico de Milei.
Y lo pronostican por medio de una implosión social similar al “caracazo” de Carlos Andrés Pérez en 1989. Esta mefistofélica aspiración de los usuales profetas del desastre tiene una elucidación muy lógica:
Si el Presidente Javier Milei logra conjurar por sí sólo 83 años de arruinante socialismo peronista, los jurásicos venezolanos pueden contar desde ahora con el fin definitivo de sus azarosas, lucrativas, improvisadas y corruptas carreras políticas.
Final previsible qué les llegaría sin prisa pero sin falta, de la mano de otro lógico plan económico exitoso, pero está vez propuesto por el nuevo gobierno democrático de la futura Presidente María Corina Machado.
Cómo dijo aquél novel candidato desconocido a la presidencia norteamericana:
“¡Es la economía estúpido!”
Muy por el contrario de estos miserables carceleros de la esperanza, nosotros créemos firmemente, por la conformación inicial de su gobierno, que el Presidente Milei obrará reformas elementales, indispensables y provechosas para la economía Argentina.
Esto se desprende de la libertad económica tiene en Javier Milei un antiguo y fiel creyente en los efectos que a corto y mediano plazo sus políticas liberales traerán consigo.
Hablamos de un muy probable milagro económico en la patria de San Martín.
Es propicio recalcar que el anónimo Milei logró ser presidente en tan sólo 3 años de su bisoña exposición pública.
Su carisma verídico y vehemente, convenció a millones de sus connacionales de la inviabilidad del corrupto, obsoleto y anquilosado sistema político partidista argentino.
El reumatismo congénito del partido de gobierno neo-Kichnerista y su extensiva oxidación ancestral, colmó finalmente la paciencia de los sectores más depauperados de esa sociedad.
Hoy es justo acotar, que a Milei lo han votado con fe y afecto acendrado los pobres argentinos que hasta ayer, muy seguramente se sentían peronistas ancestrales.
No es únicamente este, un visceral voto castigo contra la “Casta”, es también un voto positivo y esperanzado que legítima el cambio de modelo al que aspira Milei y sus fieles compañeros de fórmula.
Un importante cambio generacional ha operado este portento antipolítico llamado Milei, en la estructura social Argentina con su importante triunfo.
Hoy el mundo es testigo de un cambio de época en la evolución de la nación austral.
Milei logra un histórico laurel debido fundamentalmente a lo oportuno de sus discurso disruptivo, orientado directamente a los jóvenes y a la masificada exposición de sus ideas en esa imprevisible caleidoscopio multifactorial que constituyen las redes sociales.
Para los jóvenes dirigentes políticos que nos ubicamos en una centro derecha liberal, conservadora y moderada; su indiscutible victoria nos genera un influjo de alegría, satisfacción y esperanza en el futuro inmediato del caso hispanoamericano y sobre todo en la posibilidad cierta de la definitiva resolución de nuestro conflicto venezolano.
Son inevitables las comparaciones con nuestra brutal realidad política, y se amplifican con el advenimiento indetenible de la candidatura de María Corina Machado, salvando claramente las distancias entre las distintas realidades de ambos países y las diferencias de formas, modos y maneras de liderar de ambos líderes nacionales.
Milei, será inesperadamente para sus enemigos socialistas, un estupendo presidente con el sorpresivo don de la moderación, la sensatez y sobre todo la eficacia.
Su gestión no estará exenta de múltiples saboteos, zancadillas y obstáculos; pero esta confrontación sentará bases sólidas para transmutar económica y políticamente la realidad social de la querida tierra gaucha.
Querido lector, en hora buena celebramos el soplo de estos vientos alisios de cambio en hispanoamerica; beneficioso y conveniente huracán contagioso, que hará perfectamente posible la propagación de similares ventiscas caribeñas en el mismísimo suelo de Bolívar.
Todo es posible hermanos queridos, para un liderazgo ético, al que le ha llegado su hora decisiva, bajo la bóveda celeste qué nos cubre con su sagrado influjo providencial.
El triunfo abrumador de Milei constituye el inicio del final, de la pesadilla socialcomunista en nuestra oprimida hispanoamerica, la misma subregión empobrecida que clama hoy libertad, abundancia, orden y prosperidad.
Miguel Méndez Fabbiani
Director del Centro Internacional de Derechos Humanos, Justicia y Libertad.