A finales del año 2023, el Ministerio de Interior y Justicia publicó un balance en sus redes sociales para anunciar la liberación de 20 mil presos que se encontraban hacinados en calabozos policiales.
El Ministerio lo mostró como un gran logro, pero como es habitual persiste la opacidad de información por parte del régimen y los organismos responsables en materia penitenciaria.
Según lo que hemos monitoreado desde el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), no hay una información precisa sobre la liberación de estos 20 mil presos. No indican en qué estados lo hicieron y muchos menos informan cuántos privados de libertad quedan en los recintos policiales.
No sabemos si estás personas salieron bajo libertad a través de los planes que ha inventado el régimen, incluso algunos de ellos que van en contra de lo que es el sistema de justicia venezolano.
Según las denuncias que hemos recibido en OVP, los presos que son beneficiados en estos planes son obligados a renunciar a la defensa privada, y a su vez aceptan el acompañamiento de un defensor público que no hace más que presionar al recluso para que admita un delito, quedando así sin derecho a la presunción de inocencia y a su legítima defensa.
Por si fuera poco, se han otorgado libertades por órdenes de gobernadores y parlamentarios de la Asamblea Nacional. Esta arbitrariedad sólo le ocasiona un problema mayor al recluso, quien ante la justicia venezolana queda como una persona evadida o solicitada, considerando que la libertad de un preso solo debe ser otorgada por mandato de un tribunal.
En otro orden de ideas se conoció que, lejos de resolver el problema, continúa el hacinamiento en los calabozos policiales, por lo que aún son miles los presos que sobreviven en condiciones inhumanas y degradantes en celdas en las no deberían permanecer durante más de 48 horas, según lo establece nuestra Carta Magna.
Esto aunado a que la custodia de los presos está bajo responsabilidad de funcionarios policiales, quienes no están capacitados para el tratamiento de personas privadas de libertad y mucho menos con perspectiva de género, en el caso de las mujeres que permanecen en estos calabozos.
Como hemos denunciado en múltiples ocasiones, en los calabozos policiales no cuentan con acceso a agua potable, no hay baños para tanta gente, no cuentan con una ventilación adecuada, no tienen atención médica ni acceso al sol. Tampoco tienen permitidas las visitas conyugales ni de niños, y el tiempo de visita de sus familiares es máximo de una hora.
En los calabozos policiales los presos tampoco tienen la opción de redimir su pena, y los alimentos deben ser llevados diariamente por sus familiares porque de lo contrario mueren de hambre, como lo hemos informado.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones