Tal cual vengo alertando, a días del irrito referéndum consultivo sobre el Esequibo, ya nadie habla de las primarias de octubre, de las elecciones ‘más libres y algo justas’ del 24 y mucho menos de las ‘negociaciones’ secretas (y 100% amateur) entre la Administración de Joe Biden y el régimen chavista que devino en el muy violado acuerdo de Barbados entre el régimen y la plataforma ‘unitaria’.
Nicolás Maduro no solo busca distraer la atención de sus galopantes problemas e inexistente popularidad, sino que en unión de sus más perniciosos aliados busca crearle a los EE.UU. un nuevo frente de crisis. En los próximos días veremos a Rusia defender con vehemencia lo indefendible en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU convocada por el gobierno de Guyana. China olfateará el ambiente y verá que es lo que más le conviene. Si bien Beijing tiene muchos intereses en Guyana, también podría sacar provecho de alentar o ignorar un conflicto real para los EE.UU. en su propio hemisferio.
Rusia y China desde hace años recelan el rol que los EE.UU. insiste en jugar en lo que ambas dictaduras insisten son sus respectivas áreas de exclusiva influencia. Aliarse con el impopular e inepto Maduro en su locura esequiba pudiese ser pieza util para su combinado estratagema multipolar. Cuba e Irán no serán jugadores inocentes en el Esequibo, ambos también buscarán anotar puntos contra el enemigo común: Washington.
El vertiginoso plan de Nicolás Maduro sobre el Esequibo fue alertado por pocos e ignorado por casi todos. Lo que lo hace absolutamente audaz es que nadie votó en su cacareado referéndum. Si buscaba como excusa absurda un ‘mandato popular’, no lo obtuvo. Todo lo contrario. Se inventaron mas de 10 millones de votos y eso lo sabe perfectamente bien la fragmentada y politizada Fuerza Armada Bolivariana. La FAN(B*), equipada en tierra y aire por Rusia); con bajo apresto operativo; sumergida en todo tipo de negocios turbios y con identificables facciones anti-maduristas, debe estar asumiendo (y seguramente rogando) que nadie apoyará militarmente a la prácticamente inexistente Fuerza Armada guyanesa.
Al momento de escribir esto ya hay sigilosa presencia militar venezolana en varios puntos del territorio en disputa. Sin pausa, Maduro y su ilegítima Asamblea Nacional buscan darle rango de ley a la múltiples ilegalidades que plantean cometer ipso-facto en el Esequibo.
En Washington, de nuevo, calcularon mal los tiempos y dudaban hasta ayer de lo que Maduro sería capaz. ¡Que torpeza tan estructural!
Hasta hace días, Juan Sebastián González y Brian Nichols, inexpertos negociadores, en reuniones ‘secretas’ con fichas mentirosas de la dictadura venezolana hacían planes para la ‘normalización’ con un régimen que ellos, mejor que nadie, conocen como absolutamente criminal.
Soñaban el Sr. González y el Embajador Nichols con darle la feliz noticia al Presidente Biden de que se reabriría la Embajada en Caracas y así garantizaban que Venezuela pasaría a ser un problema de índole menor.
Hoy viernes, tras días de pánico, estos torpes funcionarios tendrán que anunciar que EE.UU. suspenderá licencias que otorgaron a cambio de nada y que la estrategia en que se embarcaron desde marzo del 2022 fue un embarque total, una pérdida costosa de tiempo y no el cambio del ‘status quo’ que ingenua e irresponsablemente anhelaron y vendieron.
La Administración Biden, siguiendo el patrón usual, optó jugar política doméstica e improvisar a diario con una inédita y gravísima crisis regional, con obvios visos globales. Y, cómo se les advirtió una y otra y otra vez, les estalló todo en la cara. Lo más grave es que los se (los conozco bien) y los siento incapaces de entender donde se equivocaron y que cambios hay que hacer con urgencia. Por lo tanto anticipo que el camino hacia adelante seguirá siendo equívoco y errático.
Ignorar la realidad tiene consecuencias. Veremos.