Se trata de un mecanismo de defensa en el cual las víctimas de diversos tipos de abuso buscan protegerse ligándose emocionalmente con el victimario (Imagen ilustrativa Infobae)
Días atrás, el presidente argentino Javier Milei consideró que las personas que habían salido a protestar contra el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) sufrían síndrome de Estocolmo. Pero, ¿qué es realmente el síndrome de Estocolmo?
Por Infobae
En sí mismo no existe como una patología o cuadro clínico clasificado como tal en la literatura médica, como es el caso de diversos “síndromes” de uso no técnico. Un ejemplo es el síndrome de Hubris. Sin embargo, esta situación se refiere a una estructura relacionada con el trauma psíquico, en particular en personas sometidas a alguna forma de privación de su libertad. El origen no deja de ser interesante.
Cómo nació el concepto
En agosto de 1973, un individuo, Jan Olsson, intenta asaltar un banco en Estocolmo, Suecia. Cuando era evidente que sería capturado, se escuda en empleados del banco a los que había tomado de rehenes. Pero pasa algo que llama la atención a los mediadores y la policía: los rehenes lo protegen de la policía. Dos de ellos dirán posteriormente que le tenían plena confianza y que temían más a la policía. Un psiquiatra que asistió a la policía, hablaría posteriormente de esa respuesta como síndrome de Norrmalmstorg, por el nombre de la plaza donde estaba el banco. Luego se llamaría “síndrome de Estocolmo” a esta reacción, respuesta ya conocida de todas maneras para los estudiosos de la de captación de voluntad y el trauma psíquico. Ese término se popularizaría y extendería para ser de uso popular.
Poco tiempo después, en 1974, Patricia Hearst, nieta del poderoso magnate de la prensa William Randolph Hearst, fue secuestrada por un grupo de extraño nombre, el Ejército Simbionés de Liberación. Apenas dos meses después, ella volvería a ser noticia, pero esta vez por intentar realizar junto a sus captores un asalto a otro banco. La defensa usaría como argumento de inimputabilidad, un cuadro psiquiátrico “novedoso” para la época y de alto impacto mediático para intentar declarar inimputable: el síndrome de Estocolmo.
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