Simone de Beauvoir, 1908-1986
En París, en octubre del año 1929, don jovenes, llenos de ideas, pero también de interrogantes sin respuestas, se enamoraron profundamente por el resto de sus vidas, aunque menester es decir que así fue pero a su manera.
Los jóvenes eran Simone y Jean Paul, ellos se encontraron en el inicio del otoño, en los pasillos de la facultad de filosofía de la Universidad de la Sorbonne de París, y quiénes ¿ por qué no? se acordaron que habían leído que ese templo de la sabiduría y de la propagación de la cultura y de civilidad, fue fundado por el monje Robert de Sorbon en el siglo XIII, haciendo con los años que el nombre de la Sorbona evoque las más altas cotas del intelecto.
Ah si, disculpenme apreciados lectores, me salgo por un momento del guión, al recordar que esa Universidad es un verdadero carrefour de ideas y de lo que podríamos llamar la cultura universal, la de todos y cada uno de los pueblos de nuestro globo terráqueo y recordando que esa estación, el otoño, es oscura y lluviosa, es en la que los árboles se desnudan sin ningún pudor, lo que para muchos significa tristeza, mientras para otros, como para Sartre y Beauvoir fue el inicio de una vida en común, que los convirtió en una pareja inspiradora de ideas y de hasta de conductas.
Este escrito lo dedico especialmente a Simone de Beauvoir a quien pude saludar en el invierno del año 1973. Ella y Jean Paul Sartre, según la biografía de la Beauvoir, escrita por una amiga de ambos, la también filósofa y escritora Claudine Monteil, era una pareja que estaba consciente que con sus escritos y forma de vivir como consecuencia de su interpretaciones de las libertades individuales, inspiraron a muchos intelectuales del mundo tanto occidental, como a intelectuales vivientes en aquel segregado mundo que folcloricamente se llamaba el mundo detrás de la cortina de hierro.
La Monteil, quien fue amiga personal de Simone y Jean Paul, la pareja más famosa de Francia desde finales de la segunda guerra mundial y pareciera que no obstante Brigitte y Enmanuel, aún hoy, continúan siéndolo. Simone Beauvoir (Y Jean Paul Sarte como soporte solidario de esas ideas), fue la fundadora del movimiento de derechos de las mujeres en Francia.
Aquí me permito hacer un pequeño paréntesis mencionando al que nuestra protagonista, Simone de Beauvoir recuerda que Christine de Pisan, autora de los libros “La Cité des Dames” (1404-1405) y del “Libro de las tres virtudes en la enseñanza de las damas” (1405) como la primera mujer en denunciar la misoginia.
La Beauvoir nació en un lujoso apartamento del Boulevard Raspail, en el aristocrático sixième arrondissement de París. Ella se declara marxista desde el inicio de su juventud, al igual que Jean Paul Sartre. Sí marxista, pero pasiva en la resistencia durante la invasión alemana, oveja negra de la burguesía parisina, pero acomodada a fin de cuentas, feminista, pero atrapada entre los hombres; bisexual, pero no abiertamente. Esta novelista y filósofa francesa, además de contradictoria entre el decir y hacer fue muy polémica en las formas y con un carácter nebuloso imposible de descifrar.
Si bien su trabajo ha influido indirectamente en los cambios políticos y sociales que ha logrado el feminismo en el mundo y por citar algunos como el derecho al trabajo, al placer, a la autonomía, al voto, a la igualdad salarial entre otros, como señala Judith Thurman [1]. El gran aporte de la Beauvoir al feminismo anterior y al actual, ha sido el cambio en la identidad colectiva, el cual ha sido indispensable para el movimiento feminista. Podríamos afirmar que la Beauvoir con su libro “El segundo sexo” editado en el 1949, no sólo ha nutrido a todo el feminismo que se ha hecho en la segunda mitad del siglo XX, sino que es el ensayo feminista más importante de ese siglo y podría continuar siéndolo en este tan convulsionado siglo XXI.
Todo lo que se ha escrito después en el campo de la teoría feminista ha tenido que contar con esta obra, bien para continuarla en sus planteamientos y seguir desarrollándolos, bien para criticarlos oponiéndose a ellos. Este libro, “El segundo sexo”, para muchos un libro de cabecera, es un ensayo de esta filósofa existencialista, quien se encuadra en el ámbito más amplio de un pensamiento que toma de la ilustración precisamente sus aspectos positivos, emancipatorios; ante todo, una concepción igualitaria de los seres humanos, según la cual la diferencia de sexos no altera su radical igualdad de condición.
Para muchos investigadores la Beauvoir con sus escritos, como “La Invitada” editado en agosto del 1943 y posteriormente “El segundo sexo”, 1949, se han convertido en fundamentales aportaciones a los estudios de género y la sociedad.
Sus planteamientos han servido de base para plantear una separación, o, al menos, un cuestionamiento, entre género y sexo, lo cual ha sido aprovechado por las teorías actuales de género.
Raul Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 14 de febrero de 2024.
[1] Judith Thurman, The New Yorker, Journalist .
https://www.culturagenial.com/es
https://elpais.com/elpais/2019/07/05/ideas/ https://lasillarota.com/lacaderadeeva/
https://www.bbc.com/mundo/noticias
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