El mandatario ecuatoriano, el más joven en la historia del país andino, con 36 años, busca repetir para el período presidencial 2025-2029, con la empresaria María José Pinto, de 38 años, como su dupla, mientras se enfrenta a las críticas que ha suscitado su disputa con la vicepresidenta Verónica Abad, quien lo denunció a principios de agosto por supuesta violencia política de género.
Esto podría llevarlo a un juicio político que lo aparte del poder y de la carrera presidencial en la que González, de 46 años, intentará, por segunda vez, llegar a la presidencia por el movimiento correísta Revolución Ciudadana, junto al economista Diego Borja.
«No existe realmente la seguridad de que sea Daniel Noboa el que pase a la segunda vuelta para enfrentarse a Luisa González. Hay ciertas dudas, no solo de que pueda llegar a la elección, sino de que pueda llegar con buenos números», explicó, en entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS, el consultor político David Rico, experto en estrategia de campañas electorales y comunicación de gobierno.
En manos de alianzas
Abad, quien acusa a Noboa de haber «mermado su participación como mujer en las decisiones políticas del Estado», pide sanciones ante el Tribunal Contencioso Electoral (TCE), para el presidente, conforme al artículo 270 del Código de la Democracia ecuatoriana, por violencia política. Entre estas, solicita su destitución, una multa de 70 salarios básicos, equivalentes a 32.200 dólares, y la suspensión de sus derechos políticos por cuatro años.
El gobierno ecuatoriano denunció esta acción como un «golpe de Estado», que intenta llevar a la vicepresidenta al poder. No obstante, el analista político consideró que la denuncia de Abad es un procedimiento establecido, incluso, en la Constitución ecuatoriana, que forma parte del «juego político». Aunque, considera, que representa más bien un tema de «venganza personal» entre ambos gobernantes, que perjudica al pueblo ecuatoriano y la estabilidad del país.
Tras dos intentos fallidos del mandatario de apartar a la vicepresidenta del cargo, para evitar que asuma la presidencia cuando inicie la campaña de cara a las elecciones del próximo 9 de febrero, ahora se enfrenta a la posibilidad de un juicio político para destituirlo y suspenderlo políticamente.
El analista David Rico estima que el juicio político contra Noboa pudiera avanzar, dependiendo de las alianzas que logren tanto el presidente como la vicepresidenta dentro del Parlamento ecuatoriano, en un escenario electoral en el que cada partido tiene entre sus intereses optar al Palacio de Carondelet.
«Hay muchos factores a los que les convendría sacar de la jugada a Daniel Noboa. Evidentemente, hay muchos partidos políticos que están aspirando a la candidatura presidencial y que verían con buenos ojos abrir un juicio político, por lo que en este momento todo dependerá de la capacidad de negociación y maniobra que puedan tener ambos (Noboa y Abad) en esta disputa personalísima», subraya.
“Errores infantiles” de Daniel Noboa
A juicio del analista, el presidente ha puesto en jaque su reelección por «errores infantiles», como el conflicto que mantiene con la vicepresidenta, quien fue enviada como Embajadora de la Paz a Israel en noviembre pasado, recién asumiendo el poder, tras distanciarse en la campaña electoral pasada por razones desconocidas, cuando sorpresivamente pasaron a la segunda vuelta.
«Se casó con un conflicto político innecesario que le generará mayores preocupaciones a nivel político y que le está construyendo una imagen negativa en su contra, que puede afectarle de cara al elector», señala el analista.
Agrega que “enzarzarse” en los últimos meses en esta disputa con Abad ha hecho «mella» en su exposición pública, en vista de que muestra una desconexión de los problemas reales de los ecuatorianos de a pie. «Al pueblo ecuatoriano no le importa si un político se enfrenta a otro y cuál es la consecuencia de esa disputa personal (…) Que se enfrasque en problemas personales o problemas que a la gente no le dan de comer ni mejoran su calidad de vida, en torno a la seguridad (por ejemplo), lo único que va a generar es rechazo por parte de la gente», resalta.
Popularidad en picada
La popularidad de Noboa, una de las más altas de la región a inicio de año, cuando alcanzó el pico de casi 80%, de acuerdo con la firma Comunicaliza, actualmente oscila entre el 52%, con una intención del voto de apenas 32%.
Pese a que el mandatario ha sabido utilizar «de manera eficiente» las herramientas comunicacionales, incluido el lenguaje digital, Rico considera que no ha logrado ejecutar de forma adecuada su política pública para generar soluciones a problemas tan importantes como el de la inseguridad en el país suramericano, que cerró el año 2023 como uno de los más violentos, con una tasa de 46.5 homicidios por cada 100.000 habitantes.
«Está llegando al punto en el que el ecuatoriano no le cree del todo y no concibe soluciones en su comunicación y en su retórica (…) Los números hoy demuestran que ha tenido una fuerte caída en el respaldo popular debido, principalmente, a que no ha logrado ninguno de los objetivos que se había marcado para este año y medio de gobierno. Eso le va a pasar factura”, apunta.
Escenario 2023
Actualmente, Ecuador se halla en un escenario similar al del 2023, en el que el correísmo tendría prácticamente asegurado su pase al balotaje electoral, con la incógnita de cuál de las 16 fórmulas restantes, incluida la del presidente Noboa, sería el contrincante.
Aunque la mayor posibilidad de ir a la segunda vuelta la tendrían, “de manera natural”, el correísmo y el movimiento de gobierno Acción Democrática Nacional (ADN), Rico asegura que están dadas las condiciones para que se pueda «colar» un tercero, como el excandidato Jan Topic y el exministro de Correa, José Serrano.
«Todo depende de cómo construyen su imagen, cómo construyen el discurso y cómo construyen la campaña las candidaturas. Pero yo te digo, hoy las condiciones están dadas para que se pueda colar un tercero«, asevera.