Robert Carmona-Borjas en una clase en Goergetown University, en DC, EEUU | Foto RCB
En vísperas de las elecciones presidenciales de Venezuela en 2024, el presidente Nicolás Maduro se enfrenta a un panorama interno desafiante. Con una economía en crisis y una oposición fortalecida alrededor de la victoriosa María Corina Machado, Maduro podría estar buscando una cortina de humo para distraer la atención de los problemas nacionales e internacionales.
La disputa por el Esequibo con Guyana emerge como un campo de juego estratégico en este contexto. Analizamos esta compleja situación con el Profesor Robert Carmona-Borjas (*), sobre las posibles tácticas y consecuencias de esta maniobra, explorando los entresijos de una estrategia que trasciende el ámbito militar y toca las fibras de la política internacional.
Por lapatilla.com
Movilización Nacionalista
Maduro ha utilizado el referéndum sobre el Esequibo para generar un sentimiento nacionalista. Este tipo de táctica puede intensificar el apoyo interno y desviar la atención de los problemas económicos y políticos internos. Al presentar a Venezuela como víctima de una injusticia histórica, Maduro busca unificar a la población en torno a una causa común. Especialmente significativo es el momento en que esto ocurre, justo cuando enfrenta una amenaza real a su poder debido al triunfo arrollador de María Corina Machado en las elecciones primarias de la oposición.
Retórica y Propaganda
La retórica agresiva y la propaganda se han convertido en herramientas clave para Maduro. Al presentar el conflicto del Esequibo como una prioridad nacional y un asunto de soberanía, está preparando el terreno para justificar acciones militarmente controversiales, como la movilización de tropas. Este enfoque también sirve para fortalecer su imagen de líder defensor de la soberanía nacional, lo que podría ser crucial en el período previo a las elecciones.
La Amenaza de Guyana y la Respuesta de Maduro: Una Jugada de Ajedrez Político
La reciente amenaza del presidente de Guyana de solicitar la intervención del Comando Sur de EE. UU. El conflicto del Esequibo es, en muchos aspectos, una jugada ingenua y, francamente, hasta risible. Esta declaración parece ignorar la complejidad del panorama político mundial, especialmente en el contexto de conflictos como los de Ucrania y la situación en Medio Oriente.
En este escenario, Nicolás Maduro, enfrentando una situación interna cada vez más precaria, podría encontrar en esta amenaza una oportunidad de oro. La posibilidad de una intervención del Comando Sur sin un respaldo explícito del Consejo de Seguridad de la ONU, bloqueado por el poder de veto de Rusia y China, abriría una puerta a Rusia para incrementar su apoyo militar a Venezuela. Dada la situación actual en Ucrania, donde el apoyo occidental ha mermado las aspiraciones rusas, una intervención en América Latina podría ser vista por Rusia como una forma de expandir su influencia y desafiar la hegemonía estadounidense en la región.
Maduro, por lo tanto, podría aprovechar esta situación para realizar ejercicios militares conjuntos con Rusia en la frontera, demostrando fuerza y compromiso con la causa del Esequibo. Esta maniobra también le serviría para consolidar su poder interno, mostrando una postura de defensa ante una agresión externa en un momento crítico, justo antes de las elecciones presidenciales.
En resumen, Nicolás Maduro estaría utilizando la disputa del Esequibo no solo como una herramienta para consolidar su poder y movilizar apoyo interno, sino también como un medio para involucrarse en negociaciones geopolíticas más amplias, aprovechando las dinámicas globales actuales. Esta estrategia, aunque conlleva riesgos significativos de escalada del conflicto y aislamiento internacional, parece ser un cálculo que Maduro está dispuesto a asumir.
Creación de un Estado de Emergencia
Estoy convencido de que Maduro utilizará el conflicto con Guyana para crear un estado de emergencia, proporcionándole una justificación para implementar medidas extraordinarias. Esto podría incluir no solo la postergación de las elecciones, que son inminentes, sino también la imposición de restricciones adicionales a la oposición y a la libertad de prensa. En un escenario donde Maduro se siente acorralado, estas medidas podrían intensificarse.
Distracción Internacional: Una Táctica de Maduro para Cambiar el Relato
En el ámbito internacional, Nicolás Maduro encuentra en el conflicto con Guyana un escenario propicio no sólo para desviar la atención de las críticas internacionales sobre el incumplimiento del Acuerdo de Barbados. Este acuerdo, crucial en el marco de las negociaciones entre el gobierno y la oposición venezolana, ha sido un punto de tensión y crítica reciente hacia el régimen de Maduro.
Al centrar la discusión en el conflicto del Esequibo y presentar a Venezuela como una nación bajo la amenaza de agresiones externas, Maduro busca cambiar la narrativa internacional. Este enfoque le permite alejar el foco de la comunidad internacional del incumplimiento del Acuerdo de Barbados y de las reformas políticas internas pendientes. Además, al proyectar la imagen de Venezuela como víctima de intervencionismo extranjero, Maduro intenta fortalecer la solidaridad y el apoyo de sus aliados internacionales, especialmente de países como Rusia y China.
Este movimiento estratégico también se dirige a la opinión pública nacional e internacional, buscando presentar al régimen no como un violador de derechos humanos y acuerdos políticos, sino como un defensor de la soberanía y la integridad territorial de Venezuela. Esta táctica de distracción busca no solo consolidar el apoyo interno, sino también justificar acciones que podrían ser controvertidas, como la militarización y la movilización de tropas, bajo el pretexto de defender la soberanía nacional.
Negociaciones Geopolíticas: La Jugada Preconcebida de Maduro con el Esequibo
En el ajedrez geopolítico que Nicolás Maduro ha estado jugando, el conflicto del Esequibo parece ser más que una simple táctica encontrada por casualidad; es una jugada premeditada y calculada, una estratagema cuidadosamente concebida. Al planificar el referéndum sobre el Esequibo, Maduro no solo buscó desviar la atención de los problemas internos de Venezuela, sino que también creó una oportunidad perfecta para invitar a potencias mundiales como Rusia y China a intervenir en el tablero de juego latinoamericano.
Esta movida, lejos de ser un golpe de suerte, parece ser parte de un plan más amplio para forzar a Guyana a la mesa de negociaciones. Maduro, astutamente consciente de la riqueza en recursos naturales del Esequibo y de la limitada simpatía internacional hacia su régimen, ha buscado utilizar este conflicto como moneda de cambio para obtener concesiones políticas y económicas. Al mismo tiempo, el conflicto del Esequibo sirve para alinear a sus aliados internacionales en un frente común, presentándolo no solo como una cuestión de soberanía nacional, sino como una batalla en una guerra más amplia contra la influencia occidental en la región.
Esta jugada de Maduro refleja un esfuerzo más por manipular las dinámicas geopolíticas a favor de mantenerse indefinidamente en el poder en Venezuela, buscando fortalecer su cada vez más deteriorada imagen tanto a nivel nacional como internacional. En este juego de estrategia y diplomacia, Maduro ha demostrado que no tiene intención alguna de dejar que haya elecciones libres en Venezuela y aun teniendo la intención, los militares que son los que verdaderamente detentan el poder en el país, no se lo van a permitir. Todo esto del Esequibo refleja que Nicolás Maduro tenía no solo los ases, sino también los reyes y reinas bajo la manga desde el principio, listo para desplegarlos en el momento oportuno y ese momento le llegó inesperadamente con el triunfo de María Corina Machado.
(*) Robert Carmona-Borjas (@CarmonaBorjas) es un venezolano experto reconocido en seguridad y defensa. Con una sólida base en teoría de seguridad y vasta experiencia en planificación estratégica militar. Su enfoque integra una comprensión profunda de la dinámica global de defensa, un agudo conocimiento de las tendencias en seguridad internacional y una habilidad especial para la formulación de políticas y estrategias de seguridad.