Valla publicitaria en Kupiansk, Ucrania, reclutando gente para unirse al ejército ucraniano (Europa Press)
Los nuevos reclutas procedían de entornos muy diversos, pero tenían algo en común: tras una formación rudimentaria en Europa occidental, ninguno de ellos esperaba ser destinado a una unidad de asalto en la zona más caliente del frente ucraniano. Algunos se habían alistado voluntariamente, esperando que les dieran plazas en unidades que se ajustaran a sus perfiles: como operadores de drones o artilleros. Otros fueron arrancados de sus aldeas sin previo aviso. Un recluta de edad avanzada ni siquiera tuvo la oportunidad de recoger su dentadura postiza. Tras menos de una semana en las trincheras del Donbás, en el este de Ucrania, el pelotón de 20 se había reducido a seis. Tres habían muerto en combate, tres estaban gravemente heridos.
Esta es una de las peores historias de reclutamiento, pero no es ni mucho menos un caso aislado. Ucrania busca desesperadamente taponar sus líneas del frente contra nuevos ataques rusos. Ningún ejército ofrece garantías a los nuevos reclutas sobre dónde serán desplegados, y mucho menos en tiempo de guerra, y las brigadas de asalto se encuentran entre las unidades más desesperadas.
Pero lo que los juristas describen como una “lotería del despliegue” está poniendo a prueba el proceso de reclutamiento. Los jefes del ejército se esfuerzan por cubrir las plazas con los voluntarios; algunos están recurriendo a redadas de reclutamiento en gimnasios y centros comerciales. Pocos de los que se alistan de esta forma llegan a ser buenos soldados. “Vemos gente de entre 45 y 47 años”, se queja un oficial superior. “Se quedan sin aliento cuando llegan al frente”.
Consciente del problema, el Ministerio de Defensa ucraniano empezó a trabajar en septiembre en una nueva estrategia de movilización. Illarion Pavliuk, portavoz del ministerio, dice que parte del problema radica en el éxito del ejército: muchos ciudadanos ya no ven la guerra en los términos existenciales que lo hicieron inmediatamente después de la invasión de Rusia en febrero de 2022. “Algunos piensan erróneamente que hay alguien más que puede hacer el trabajo por ellos”, afirma.
Las reformas pretenden dar más opciones a los indecisos: los nuevos reclutas pueden, más o menos, apuntarse a un puesto concreto. Un nuevo registro digital permitirá al Ministerio conocer mejor los recursos humanos de Ucrania. Habrá un sistema más claro de descansos y rotaciones. Con el tiempo, los voluntarios se movilizarán por un periodo finito, no indefinidamente como ocurre ahora.
Hay varios ejemplos de campañas de reclutamiento exitosas en unidades individuales. La 3ª Brigada de Asalto, creada a los nueve meses de la guerra como una rama de las fuerzas especiales ucranianas, es quizás la más visible. Los anuncios del tamaño de un rascacielos en las ciudades ucranianas ensalzan la vida como uno de los soldados de asalto de la brigada, matando caricaturas del mal parecidas a duendes. Pero no menos importante es la reputación de la brigada de mando competente, buen equipo y bajas tasas de deserción. Los nuevos reclutas suelen pasar meses de entrenamiento, a diferencia de la norma de un mes.
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