Fotografías @ulavenezuelafotos
Para nadie es un secreto la difícil situación económica que atraviesa la Universidad de Los Andes (ULA), el recorte presupuestario y la baja asignación de recursos para algunos sectores, afectando el funcionamiento de los servicios, entre otros, el de transporte.
Por Jesús Quintero / Corresponsalía lapatilla.com
La mayor parte de las unidades se encuentra paralizada como consecuencia del progresivo deterioro del parque automotor.
Convertido en un cementerio de chatarra, reposan el 85 % de la carrocería de esos autobuses que durante años movilizaron a miles de estudiantes en las rutas de transporte que interconectaban los núcleos y facultades, así como el traslado a actividades de investigación y de campo, dentro y fuera del estado Mérida.
La falta de presupuesto imposibilitó la adquisición de cauchos y baterías nuevos, que por el uso tenían un rápido desgaste. Una vez cumplían su vida útil, no se reponían.
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Aunque en ocasiones se ha logrado poner en funcionamiento algunas unidades, el servicio que prestan no perdura en el tiempo debido a la falta de mantenimiento como consecuencia del alto costo de los insumos.
Hace poco más de un año se habían habilitado algunas rutas que beneficiaban tanto a estudiantes como personal de la casa de estudios, con servicio de traslado hacia las comunidades de Lagunillas, San Juan, Ejido, Carabobo, Tabay, Mucurubá y El Páramo.
A su vez es importante recordar que desde hace tiempo atrás, los estudiantes ya no gozan del beneficio del pasaje preferencial, lo que también representa otro golpe al bolsillo, ya que deben de gastar más de 50 dólares mensuales para movilizarse, utilizando las rutas de transporte público entre las facultades y su lugar de residencia.