Así lo revela la revista colombiana Semana, tras una extensa investigación con testimonios y visitas en el lugar, en la cual se desvela que la violencia de los grupos insurgentes colombianos no se debe a una simple venganza por el control del narcotráfico, sino que oculta el plan del régimen usurpador, en su obsesión por mantenerse en el poder, para tratar de “imponer un control en la frontera y proteger su retaguardia”.
“Y el ELN está cumpliendo la palabra de cuidarle la espalda”, se afirma de este ejército subversivo que ha estrechado vínculos con Venezuela, tras un alejamiento de las cabecillas de las FARC y la disidencia.
Los enfrentamientos del ELN con las FARC iniciaron el 15 de enero pasado, cinco días después de la juramentación de Maduro a pesar de no haber ganado la elección de 2024, y se ha recrudecido en los últimos días, ocasionando más de 40,000 desplazados.
Esto, mientras Maduro sube el tono al discurso guerrerista dentro del país y amenaza con una “lucha armada” contra el que quiera sacarlo del poder y activó lo que llamó el Escudo Bolivariano 2025 para exhibir en un desfile a sus militares para “garantizar la paz”
Plan Maduro-ELN
La finalidad del régimen venezolano es “dominar por completo la frontera, ajustar su retaguardia y frenar cualquier plan que desestabilice la dictadura de Nicolás Maduro”, sostiene la publicación que cita versiones de altos mandos militares, líderes locales y sociales, cocaleros, campesinos y personas de la entera confianza de la guerrilla, según dice.
“El ELN es la contención en la frontera en caso de cualquier invasión que ataque a la revolución venezolana. Eso está clarísimo. Siempre ha sido así”, afirma a la revista un alto mando de la fuerza pública que conoce los movimientos de ese grupo criminal.
Indica además que “el oficial reconoció, bajo estricta reserva, que los hombres de Antonio García (ELN) estaban perdiendo terreno en Norte de Santander y eso preocupó al régimen, más cuando el expresidente Álvaro Uribe desempolvó en los últimos días la propuesta de una intervención militar para tumbar al chavismo del poder tras el robo de las elecciones presidenciales”.
Agrega que unidades de inteligencia y líderes sociales advirtieron que la arremetida de los “elenos” no fue casualidad, y el mismo gobierno de Gustavo Petro cree que “es probable” que Maduro tenga responsabilidad en la matanza del Catatumbo, según dice su comisionado de paz, Otty Patiño.
“Un alto mando de la fuerza pública en Colombia le envió (…) a SEMANA extractos de un plan que ya se trazó esa guerrilla y que quedó por escrito: ‘Nuestra estrategia debe contemplar posibles escenarios de contrarrevolución producidos por una invasión militar norteamericana o un golpe de Estado en Venezuela. Defender la revolución bolivariana de Venezuela en caso de una agresión violenta por parte del imperialismo’.
Cartel de los Soles
La investigación afirma además que el exterminio de la estructura 33 de las disidencias de las FARC “fue planeado desde 2024 y coincidió con la llegada al Catatumbo del cartel de los Soles”, organización dedicada al narcotráfico a la que vinculan a Maduro, el segundo hombre fuerte del régimen, y a los ministros Diosdado Cabello, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, y el ausente exministro de Petróleo Tareck El Aissami, según Estados Unidos.
“Ellos enviaron a sus emisarios a inyectar cientos de millones de pesos colombianos para recuperar el mercado de la hoja de coca y confirmaron la “indisciplina” en ese lado de la frontera por parte de las FARC, que no estaría cumpliendo los mínimos acuerdos para estar en el terreno. Esas disidencias nunca fueron del agrado de Caracas”, asegura la investigación periodística.
Menciona que uno de los jefes de las FARC, Alexander Díaz Mendoza, alias Calarcá, les confirmó que “las fuerzas bolivarianas han apalancado la guerra del ELN, y desde hace un año usan su poder estatal para destruir los campamentos de sus hombres”, a punta de corrupción. Y la versión sería respaldada por dirigentes locales del Norte de Santander con contactos con la cúpula del ELN.
Según la información que poseen, dice la revista, militares venezolanos se habrían prestado “para sacar a los miembros de las FARC de su territorio, acorralarlos en el Catatumbo y facilitar la matanza del ELN”, tras quemarles sus fincas.
La investigación menciona directamente a Maduro y a Cabello, a quienes menciona uno de los colaboradores “hasta hace ocho días” de esa guerrilla en el Catatumbo, y quien destapa “la macabra alianza”, según afirma.
“Todos los grandes negocios del ELN están con el gobierno de Maduro y (con) Diosdado Cabello. Ellos no van a perder esta guerra con las FARC, los van a derrotar, van a demorar, pero los van a derrotar. ¿Por qué? Porque el gobierno venezolano está en la frontera apoyándolos (con) armas, comida, municiones, tienen todo para que ganen la guerra. Eso lo ve uno. Esa es la realidad. La meta es el exterminio total (de las FARC) acabarlos”.
Según las versiones, el ELN le habría vendido a la Fuerza Armada venezolana la idea de que las FARC y el Clan del Golfo “forman parte de un ‘proyecto paramilitar colombiano’ que podría ir en contra de los intereses del régimen”.
“Venezuela está apoyando al Catatumbo con hombres y armas. (Hay) vínculos sociales (y) narcotráfico. Cuando teníamos reuniones con ellos, siempre mirábamos personas de la guardia venezolana”, manifestó uno de los ciudadanos consultados por la publicación colombiana.
Peligros para Colombia
En este contexto, el riesgo para Colombia no es poca cosa y en el alto gobierno de Petro hay preocupación “por lo que pueda suceder en los próximos días”, según la revista.
“El exfiscal Néstor Humberto Martínez dijo: “Lo grave de la dictadura de Maduro es que esto va a profundizar los peligros para la seguridad nacional de Colombia. El gobierno y la inteligencia comprobaron que el paso se dio por territorio venezolano. Y eso solo pudo ser por la complacencia de la dictadura, hasta ahora con el silencio del gobierno”.
En medio de las rotas conversaciones de paz, afirma la publicación que “la mejor alianza que hicieron los disidentes del acuerdo de paz se convirtió en su peor pesadilla”.
“Hasta 2016, el control del Catatumbo estaba en manos de las extintas Farc-EP; después de varias negociaciones, cedieron el poder al ELN con la promesa de no volver a agarrar un fusil; sin embargo, cuando algunos hombres retornaron a la guerra, intentaron revertir el negocio y los elenos se opusieron. Finalmente, para no causar una ola de violencia, pactaron compartir el poder económico, social y político. La organización de Antonio García confió en que serían superiores, pero eso cambió de la noche a la mañana: descuidaron la región en su afán de hacer más dinero con el narcotráfico”.
La investigación también cita la versión de un alto mando de la fuerza pública colombiana
“El ELN está perdiendo la base en el sector porque (las disidencias han) venido haciendo trabajo político, (han) venido dando beneficios a las comunidades. Esa base social que ha ganado el ELN se la (quitaron) las disidencias. Ellos han visto que les han quitado el control del territorio”.
Ese sería el origen de la violencia que mantiene sitiado al Catatumbo. “El ELN perdió poder y, automáticamente, se tradujo en un riesgo para el régimen de Maduro, por lo que se activó el plan de exterminio de las disidencias”.
FUENTE: Con información de la revista Semana