Noviembre 30, 2023. Dos importantes acontecimientos ocuparon el mismo espacio temporal. ¿Coincidencia buscada explícitamente o simple casualidad? Muchos de nosotros estábamos convencidos de que la selección de esa fecha para celebrar el Día de Venezuela, cómo fue anunciado en una nota de La Casa Blanca (whitehouse-venezuelan-day-diaspora-event/) , estaba relacionado con el hecho de que el Departamento de Estado del gobierno norteamericano había concedido hasta el 30 de noviembre para que el gobierno de Maduro produjera medidas concretas conducentes a resolver el tema fundamental de las inhabilitaciones inconstitucionales a candidatos de la oposición, que a pesar de no estar considerado explícitamente en el Acuerdo de Barbados, firmado unos días antes de la Primaria, había sido explícitamente exigido por el gobierno de los Estados Unidos.
El Acuerdo de Barbados firmado entre los representantes de la Plataforma Unitaria (PU) -que no incluye a María Corina Machado (MCM)-, y el gobierno de Maduro, establece en su punto 11:
“Se promoverá la autorización a todos los candidatos presidenciales y partidos políticos, siempre que cumplan con los requisitos establecidos para participar en la elección presidencial, consistentes con los procedimientos establecidos en la ley venezolana; asimismo conforme a los principios de celeridad, eficiencia y eficacia recogidos en la Constitución”.
La terminología legal empleada en el Acuerdo de Barbados, el cual adecuadamente describe Gerardo Blyde, jefe del Equipo de Negociación de la PU, como una negociación y no como una rendición, se presta a múltiples interpretaciones sobre el camino legal específico para corregir la conducta inconstitucional del régimen sobre las inhabilitaciones, lo cual es especialmente relevante en el caso de MCM, ganadora de la Primaria. Las reservas iniciales acerca de la ruta que escogería el gobierno para dar cumplimiento en sus términos a lo exigido por el Acuerdo, se han materializado de manera dramática con un texto que surgió el mismo 30 al final del día en un documento sin firma alguna que fue difundido por el propio Geraldo Blyde, de cuya integridad no tengo dudas, y que, de acuerdo a las informaciones por él suministradas provenía del gobierno del Reino de Noruega, facilitador del Acuerdo, indicando una ruta compleja ofrecida por el gobierno para que los candidatos inhabilitados procesen su reclamación ante el TSJ.
En el caso de MCM este arduo camino propuesto por el gobierno es especialmente relevante porque su inhabilitación no tiene carácter judicial, sino que fue inconstitucionalmente impuesta a través de la Contraloría. La propuesta del gobierno, al margen de que la misma debe ser considerada con la máxima seriedad, tanto por lo que está en juego, como por el hecho de que parece haber sido aceptada como alternativa a considerar tanto por Noruega, como país mediador, como por los Estados Unidos, está redactada en un lenguaje insólito de provocación, usurpando las funciones del TSJ y ofreciendo literalmente una emboscada de “si aceptas pierdes” y “si lo rechazas pierdes” a MCM. A pesar de ello, elijo no pronunciarme sobre lo que puede ser una jugada decisiva del liderazgo opositor, y que inevitablemente debería generar una respuesta de la sociedad civil y los partidos de oposición, porque lo que se pretende en el fondo es vulnerar y ridiculizar la decisión popular que se expresó en la Primaria al elegir a MCM como candidata y cabeza del nuevo liderazgo que debe construirse en la oposición. Esta conclusión es extremadamente relevante, porque, en definitiva, a pesar de que la PU nombró a la Comisión Nacional de Primaria, esa misma plataforma se quedó en definitiva sin candidato, o bien por retiro en el caso de Capriles y Superlano, o bien porque no se presentó, como en el caso de Rosales, o porque su propio partido le retiró el apoyo en el caso de Prosperi. Es decir, que estamos en presencia de una decisión de los venezolanos expresada en la Primaria y que debe ser protegida tanto por el liderazgo emergente de la reconciliación y la nueva alianza, propuesta por MCM, como por el resto del liderazgo opositor que ha reconocido el resultado de la Primaria.
En otra dirección, lo que parecía inicialmente un trapo rojo para desviar la atención de la gente, el referendo sobre el Esequibo, se ha transformado en un nuevo escenario de burla y desconocimiento de la decisión popular de no votar en la consulta, algo que ahora el CNE pretende presentar como una victoria estruendosa con más de 10 millones de participantes, a pesar de las innumerables imágenes y testimonios sobre centros vacíos. La aviesa intención es obvia: se pretende destruir todo vestigio de confianza en el Poder Electoral para desanimar la participación en la elección presidencial de 2024, y, al mismo tiempo, se intenta abrir una Caja de Pandora en el escenario internacional con amenazas bélicas contra Guyana, al tiempo que propiciar alianzas con China y Rusia en la explotación de petróleo en Guyana y el Esequibo. Un cóctel extremadamente riesgoso que pone en grave peligro nuestra reclamación territorial, algo que es un problema de todos los venezolanos, independientemente de nuestra tendencia política.
De vuelta a la celebración del Día de Venezuela en la Casa Blanca. Respeto a todos los valiosos venezolanos que asistieron a este evento. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que alguien debió proponer un minuto de silencio, porque en paralelo a los éxitos de la diáspora, se destruye inmisericordemente a una nación, y muere y es perseguida su gente en condiciones ignominiosas. Una nota de reflexión tanto para el gobierno de los Estados Unidos, que debe mantener coherencia en sus posiciones frente al régimen de Maduro, como para nuestros excepcionales compatriotas en la diáspora.