El régimen de Maduro busca seguir causando estragos en la oposición, como resulta lógico para quienes les va la vida misma en la idea de preservar el poder. El descalabro, a sabiendas de que la popularidad tan extremadamente baja no les favorece en nada para el evento que obligatoriamente tendrán que hacer este año, lo generan al amenazar con incumplir de nuevo el acuerdo de Barbados, por crear la matriz de que los comicios se efectuarían en el primer semestre del año y no en el segundo.
En ese sentido, salió por allí un encuestador de muy baja credibilidad, evidentemente tarifado, a colocar un mes de la primera mitad del año en la palestra. Maduro habló de “ya”. Y así buscan atemorizar a una oposición ya de por sí desestabilizada en medio de supuestas negociaciones que no han sido garantía hasta ahora de nada que no favorezca al régimen. Por ejemplo, la liberación del “diplomático” Alex Saab. Esa oposición nuestra, la real, no la de bichos ponzoñosos, exige con extremada razón, el establecimiento por parte del CNE del cronograma electoral.
Pero todos sabemos que las elecciones se harán sin atención alguna a la separación de poderes establecida constitucionalmente. Porque el despotismo no re-conoce leyes ni ningún otro acuerdo. Así la, por ellos denominada Asamblea Nacional, se ha metido hasta los tuétanos en el asunto de las elecciones, mientras el CNE luce al margen de todo. Ni a mirones de palo llegan por allá hasta ahora. Más bien se han encargado de relentizar todos los procesos. Todos. Buscando favorecer la permanencia del régimen.
No existe la proliferación debida de lugares para inscripción en el registro electoral, o para el cambio de residencias. No hay depuración de ese registro. Tampoco se ha atendido la situación de los votantes en el exterior de ningún modo. Al punto que uno se pregunta qué hace el CNE. ¿Para qué existe en la inercia? Los estudiantes se han preocupado hasta de llevar a los más jóvenes a cumplir con el requisito para poder votar, pero oficialmente se hace evidente la orden de contener cualquier intención en ese sentido.
La oposición tendrá que trabajar el tema de la elección y las fechas con cuidado pero con prisa. No vaya a ser que ambas cosas se le vayan de las manos, profundizando una posible debacle en medio de la mejor situación política para un resultado ampliamente favorable. El régimen seguirá haciendo lo que le conviene, causar más ruido e inquietud a los opositores, inventar candidatos, fechas irreales, imposibles, acrecentar los nervios, provocar la abstención que este año no habrá, sacar muñecos flexibles de la chistera, poner frenos a la furia electoral opositora. El régimen sabe que una elección libre y verificable no podrá ganarla nunca más. Por cierto: ¿Donde quedaron engavetadas las recomendaciones últimas de la Unión Europea para las elecciones? ¿En el CNE? ¿Van a cumplir alguna? Pues no. Harán todo lo contrario, mientras negocian las sanciones. Hasta deshojar margaritas tiene un límite temporal. Que lo digan las casaderas.