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El sexto ciclo de negociaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) comenzó este lunes en La Habana con el objetivo principal de renovar el cese al fuego bilateral, vigente hasta finales de este mes.
El cese, el más largo firmado entre las partes hasta la fecha, comenzó el 3 de agosto y finaliza en principio este 29 de enero, en apenas siete días, en medio de este nuevo ciclo de diálogo, previsto inicialmente hasta el 6 de febrero.
Los contactos entre las partes se iniciaron en la mañana con una serie de reuniones preparatorias, en las que se tenían que dilucidar varias cuestiones preliminares. La instalación formal de la mesa en formato de plenaria podría incluso retrasarse hasta este martes, informaron a EFE fuentes de la negociación.
Por el momento no está previsto que la instalación de la mesa de diálogos sea un acto público al que puedan acceder los medios.
El Gobierno colombiano aspira a prolongar el cese al fuego y ampliar el tipo de acciones prohibidas. El ELN, por su parte, afirmó que busca además garantías de que esa medida contribuirá a mejorar las condiciones de vida de la población civil en las regiones más afectadas por el conflicto.
En el centro de este debate estarán los secuestros, un método de financiación para el ELN, especialmente después del que sufrió Manuel Díaz, padre del futbolista Luis Díaz, un hecho que ha generado dudas en la sociedad colombiana sobre el cese al fuego y las negociaciones.
Pero el debate va más allá porque el Gobierno colombiano está apuntando ya hacia la dejación de las armas, como indicó el propio presidente, Gustavo Petro, en una entrevista con EFE al vincular la renovación del cese al fuego con la voluntad del ELN de “abandonar la violencia de manera definitiva”.
Fuentes de la guerrilla, por su parte, subrayaron a EFE que el fin del conflicto está ligado a “la democratización del país” y a varias “transformaciones” pactadas en la agencia inicial común, algo que a su juicio se debe lograr con la participación de la sociedad civil.
El ciclo de La Habana, el segundo de estas negociaciones que se celebra en la capital cubana, también tiene pendiente avanzar en otros frentes abiertos, como es el de la participación de la sociedad en el acuerdo y la elaboración y trabajo en zonas críticas.
Para lo primero, se armaron grupos de participación que deberán presentar un protocolo de participación en los próximos meses -en principio se habló de febrero, pero todo lo que rodea las negociaciones se ha visto alterado por el secuestro de Díaz- y de ahí se elaborarán las propuestas ciudadanas para que sean incluidas en el acuerdo final.
Y para las zonas críticas, en septiembre en Caracas decidieron designar el Bajo Calima y San Juan, en el Pacífico colombiano, una parte con influencia del ELN muy afectada por el conflicto, como zona crítica y hasta ahí han llevado “caravanas humanitarias”.
También se acordó nombrar el Bajo Cauca, el nordeste antioqueño y sur de Bolívar como zonas críticas, en un movimiento en el que no hubo mayores avances en México y se espera que se retome ahora en La Habana. EFE