Antonio Eriram, un Sargento del ejército que fue secuestrado, participó de Victus, una obra de teatro sobre guerra, memoria y reconciliación. FOTO: Archivo particular.
Antonio Erira se dio cuenta de que debía volver a pedir ayuda cuando, en medio de una guardia nocturna como soldado, disparó contra uno de sus compañeros. Fue presa de un ataque de pánico producto del Síndrome de Estrés Postraumático que le dejaron cuatro años de secuestro a manos del Eln.
Por El Tiempo
Era el año 1998 y el cabo primero Erira estaba en Morales, Bolívar, relevando por 10 días a otro cabo, cuando se dio la toma de Morales en la que Erira y los compañeros que sobrevivieron fueron secuestrados por el Eln tras varias horas de intenso combate.
El 20 de diciembre de 2002, los secuestrados estaban jugando un campeonato de ajedrez con unas fichas que ellos mismos habían fabricado con lo que encontraban en una selva del Catatumbo. De fondo, escuchaban el murmullo que salía de un pequeño radio que solo les permitía sintonizar Noticias Caracol cuando llegó la noticia que habían esperado por años: tras diálogos en La Habana entre el gobierno Pastrana y el Eln, la guerrilla había acordado liberar a los presos.
“Entonces se armó un alboroto tremendo entre nosotros y volaron lágrimas. Comenzamos a desbaratar camas y a darle gracias a Dios o a quien se encomendara cada uno. Fue muy emotivo”, cuenta Erira.
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