Esta imagen proporcionada por el Departamento de Justicia muestra a Manuel Rocha durante una reunión con un empleado encubierto del FBI, a quien le reveló secretos de sus actividades de espionaje para el régimen cubano (Departamento de Justicia vía AP)
Fulton Armstrong, un ex analista de la CIA, consideró que el ex embajador de Estados Unidos, a quien conoció durante sus años de servicio, habría actuado bajo un profundo “rencor” hacia el establishment norteamericano
La comunidad de inteligencia norteamericana entró en conmoción tras el arresto en Miami del ex embajador Manuel Rocha, de 73 años, acusado de haber sido un espía del régimen cubano durante más de cuatro décadas. Una vez que estalló el escándalo, surgieron innumerables interrogantes en torno a las actividades de espionaje del ex diplomático, como cuáles habrían sido los daños ocasionados por su accionar y los motivos detrás de su decisión de colaborar con la dictadura castrista.
Por Infobae
Desde sus inicios en la actividad política y diplomática norteamericana, Rocha se convirtió en un funcionario respetado y creíble por sus colegas. Sin embargo, un artículo publicado este domingo por The Guardian asegura que, mientras ejercía diversos cargos diplomáticos en varios países de América Latina, fue gestando profundos sentimientos de resentimiento y una “disimulada” simpatía por los más necesitados.
The New York Times publicó este domingo un artículo en el que se refiere a los orígenes humildes del ex embajador, quien emigró de Colombia junto a su madre, una viuda que trabajaba en un taller esclavista y dependía de los cupones de alimentos y la asistencia social. En la década de los 60 se mudaron a Estados Unidos, donde residieron en el barrio neoyorquino de Harlem.
Fulton Armstrong es investigador principal del programa latinoamericano de la American University de Washington y ex analista de la CIA. En diálogo con el diario británico, definió con tres palabras la motivación de Rocha para servir clandestinamente al régimen cubano: “Ego, rencor y resentimiento”. Sugirió, además, que posiblemente Rocha nunca se sintió aceptado entre la élite del establishment norteamericano.
“Es un tipo muy brillante. Entra en el Departamento de Estado, pero nunca se sintió tratado con justicia. Luego miras la política estadounidense hacia América Latina y hay muchos elementos paralelos a esas mismas cosas”, comentó.
El ex diplomático estadounidense Manuel Rocha. EFE/Orlando Barría
Armstrong consideró, incluso, que muy posiblemente Rocha no haya sido reclutado por la inteligencia cubana, sino que se habría presentado como “voluntario”.
The New York Times aclara que los investigadores norteamericano aún no concluyeron si la traición de Rocha estuvo motivada por el dinero, la ideología o algo más. La acusación formal no especifica la naturaleza de los acuerdos del ex diplomático con los cubanos.
Armstrong conoció a Rocha y a Ana Montes, ex analista de la Agencia de Inteligencia de Defensa que pasó 20 años en prisión tras ser descubierta como espía cubana. Respecto a las actividades que desarrollaron ambos, puntualizó en la sofisticación de la inteligencia cubana. Rocha y Montes se conocían, y trabajaban como funcionarios del Gobierno norteamericano sin saber que el otro estaba espiando encubiertamente para el régimen de La Habana.
“Imagínese que usted es el controlador de estas dos fuentes de información muy bien situadas y que ellas no saben que cada una de ellas está trabajando clandestinamente para el mismo jefe. Las comunicaciones encubiertas con Manuel fueron brillantes”, manifestó el ex analista de la CIA.
Leer más en Infobae
Caso de Víctor Rocha acusado de espiar para Cuba, supera a la reconocida Ana Belén Montes