Los ministros de Finanzas y los banqueros centrales del Grupo de los 20 se reúnen esta semana para reanudar los esfuerzos por alcanzar un consenso sobre política económica antes de las elecciones estadounidenses, y evitarán hablar de las guerras en Ucrania y Gaza para tratar de impedir que dominen las conversaciones.
Los negociadores de las principales economías del G20 han acordado dejar la discusión de los conflictos fuera de una declaración conjunta de los líderes financieros reunidos los días 25 y 26 de julio en Río de Janeiro, dijeron diplomáticos brasileños la semana pasada.
Una reunión de los mismos ministros y banqueros centrales en Sao Paulo en febrero no llegó a emitir una declaración conjunta, después de que Rusia y las principales naciones occidentales no pudieran ponerse de acuerdo sobre cómo describir la guerra en Ucrania y la ofensiva israelí en Gaza.
El nuevo enfoque puede ayudar a desplazar la atención hacia la cooperación económica en cuestiones como el cambio climático y la pobreza. Dos funcionarios del gobierno brasileño dijeron que los anfitriones también esperaban lograr un aumento del apoyo a una propuesta de impuesto mundial a los super ricos que Brasil ha convertido en una prioridad de su presidencia del G20.
Ha aumentado la presión para lograr avances antes de la próxima reunión del grupo de trabajo sobre finanzas que se celebrará en octubre, la última antes de la cumbre del G20 que reunirá a los jefes de Estado en noviembre, mes en el que tendrán lugar las elecciones en Estados Unidos.
«Llegamos a julio conscientes de que tenemos que cerrar acuerdos. Octubre quedará completamente eclipsado por las elecciones estadounidenses», afirmó uno de los funcionarios brasileños, que pidió el anonimato para poder hablar abiertamente.
La fuerte intención de voto del expresidente estadounidense Donald Trump, que ha pedido recortes masivos de impuestos para las personas físicas, podría socavar la idea de un impuesto global para multimillonarios. Brasil sigue dando prioridad a una declaración conjunta sobre cooperación fiscal internacional durante su presidencia del G20.
Otro funcionario brasileño que pidió no ser citado dijo que la fiscalidad era «un tema central en el ámbito de las finanzas este año, independientemente de las elecciones estadounidenses».
Brasil ha conseguido el apoyo de Bélgica, Colombia, Francia y España, así como de la Unión Africana y Sudáfrica, que asumirá la presidencia del G20 el año que viene.
Brasil busca más apoyos presentando la propuesta como una forma de hacer más progresivo el sistema fiscal mundial, en línea con su agenda del G20 para reducir la desigualdad global.
Esto supone un cambio con respecto al enfoque adoptado por Brasil en Washington en abril, cuando vinculó la propuesta del impuesto a los multimillonarios con la financiación de la política climática y la reducción de la pobreza mundial durante las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial.
La propuesta de Brasil, elaborada por el economista francés Gabriel Zucman, del Observatorio Fiscal independiente de la UE, prevé un gravamen anual del 2 % sobre las fortunas que superen los 1.000 millones de dólares, con lo que se podrían recaudar hasta 250.000 millones anuales de unos 3.000 particulares.
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