GRANADA, 05/10/23.- El presidente de Ucrania Volodímir Zelenski ofrece declaraciones en rueda de prensa improvisada tras su reunión con el primer ministro Inglés Rishi Sunak, hoy jueves en el Palacio de Congresos de Granada, sede de la Cumbre de la Comunidad Política Europea. EFE/ Pepe Torres.
¿Qué haces cuando las palabras empiezan a fallarte? En el caso del presidente Volodimir Zelensky, cuyo lenguaje heroico impulsó a Occidente a apoyar a Ucrania después de que Rusia la invadió hace casi dos años, la respuesta es que uno se enoja y se frustra. A pesar de sus esfuerzos, 61.000 millones de dólares de dinero estadounidense que ayudarían a Ucrania están retenidos en el Congreso y la Unión Europea no ha logrado aprobar una subvención de cuatro años por valor de 50.000 millones de euros (55.000 millones de dólares). Ucrania necesitará armas y dinero en unas semanas.
En declaraciones a The Economist el 30 de diciembre, Zelensky se mostró irascible y golpeando la mesa, muy alejado del hombre que conocimos en Kiev pocas semanas después del ataque de Rusia. Su argumento central es que cuando Occidente ayuda a Ucrania está actuando en beneficio de sus propios intereses. “Dándonos dinero o dándonos armas, te sostienes”, nos dijo. “Tú salvas a tus hijos, no a los nuestros”. Zelensky tiene razón. Pero su mensaje no llega.
Algunos políticos occidentales parecen creer que Ucrania puede pasar con seguridad a un segundo plano en la agenda. Otros piensan que pueden ganar obstruyendo la ayuda. Durante demasiado tiempo los líderes occidentales han confiado en la oratoria de Zelensky para defender el respaldo a Ucrania. Necesitan empezar a hacerlo ellos mismos.
Esto significa abordar los argumentos que erosionan el apoyo a Ucrania: que la fallida contraofensiva de 2023 demuestra que no puede ganar; que habiendo luchado contra su vecino más pequeño, Rusia representa poca amenaza para la OTAN; y que Occidente está desperdiciando dinero que debería gastarse en otras cosas, incluso en defensas contra China. Esos argumentos están equivocados.
A pesar de su revés militar, Ucrania puede ganar esta guerra emergiendo como una democracia próspera y de tendencia occidental. Derrotar al presidente de Rusia, Vladimir Putin, no se trata tanto de recuperar territorio como de mostrarle al Kremlin que su invasión es un ejercicio inútil que roba a Rusia sus jóvenes y su futuro.
Con dinero, armas y avances reales en la adhesión de Ucrania a la UE, eso todavía es posible. En 2024, es probable que el foco de los combates ucranianos sea Crimea, mientras que las líneas del frente en el continente se desplazan sólo ligeramente. Esta península es una ruta de suministro vital para las fuerzas rusas en el sur de Ucrania; anexarlo en 2014 fue un triunfo propagandístico para Putin. Los ataques exitosos de Ucrania contra Crimea perjudicarán las capacidades de Rusia y avergonzarán a Putin. Un ejemplo fue el hundimiento del Novo Cherkassk, un gran barco de desembarco atracado en Feodosia, en la costa sur de la península, el 26 de diciembre.
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