El Hombre Araña vuelve a los cines y el héroe que camina por las paredes -y no por nervios- volverá a ser interpretado por Tom Holland. Después de que Tobey Maguire se pusiera en la piel de Peter Parker tres veces y Andrew Garfield lo hiciera dos, en 2017 le tocó al británico calzarse el traje. Ante el próximo estreno de Spider-Man: Beyond the Spider es un buen momento para degustar unos pochoclos mientras repasamos cuatro momentos inolvidables de la vida de su actor protagónico.
Por Infobae
Una infancia entre ballet y acoso escolar
Thomas Stanley Holland nació el 1° de junio de 1996 en Londres. Su padre Dominic, comediante y escritor, y su madre Nicola Frost, de profesión fotógrafa, pronto se dieron cuenta del talento para el baile del mayor de sus cuatro hijos y lo anotaron en una academia de ballet. Con diez años, Tom disfrutaba de las clases de plié y jeté, pero sufría en su escuela. Sus compañeros no entendían que prefiriera las zapatillas de punta a los botines de fútbol y se burlaban de él. Para peor su físico tardó en desarrollarse. Era un adolescente muy delgado y de contextura pequeña. Su altura de 1,69 tampoco era imponente ni amedrentaba abusones. Por todo esto, admite que parte de su infancia y adolescencia “fueron una época en la que me avergonzaba. El gimnasio, las duchas y esas cosas no son mis recuerdos favoritos”.
Tom Holland en el musical de Billy Elliot
El acoso escolar empeoró cuando lo eligieron para el papel protagónico del musical Billy Elliot, justamente una historia que muestra los prejuicios que enfrentan muchos bailarines de ballet. “Hubo momentos en los que mis compañeros me intimidaron acerca del baile y otras cosas. Pero no pudieron golpearme lo suficiente como para impedir que lo haga”, narró sobre sus padecimientos en la secundaria Donhead y en la escuela integral Wimbledon College. “Mi adolescencia fue una época dura. Se creía que era gay. ¿Y qué si lo soy? No soy gay, pero qué importa”, detalló para cerrar con ironía “Para mí, hacer ballet era una oportunidad de pasar dos horas al día en un estudio con treinta chicas en mallas”.
Un gran debut pero “paralizante”
Con 12 años debutó en el cine. Fue en la película Lo imposible junto a Naomi Watts y Ewan McGregor. Allí encarnó a Lucas, el hijo mayor de una pareja que (alerta spoiler) cuando están en plenas vacaciones son sorprendido por un tsunami y deben luchar para sobrevivir y volverse a encontrar.
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